El Instituto de Cultura comenzó sus actividades 2016 con dos conferencias de verano a cargo de Pedro Luis Barcia sobre “Los rasgos de la identidad de los argentinos”. La primera se realizó el día 21 de enero en Villa Victoria, Mar del Plata y la segunda al día siguiente en el Hotel Playas de Pinamar.
Villa Victoria, la casa de Mar del Plata de Victoria Ocampo
El Instituto de Cultura del CUDES (Centro Universitario de Estudios) presentó un panel de alto valor académico sobre la temática de los refugiados.
Bajo el título de “Refugiados, problemática y desafíos para el Siglo XXI”, se desarrolló un encuentro académico en las instalaciones del CUDES, este jueves 26 de noviembre.
La actividad, programada como puntapié inicial de un ciclo a continuar en 2016, fue coordinada y organizada por el Instituto de Cultura de la casa de estudios, dirigido por el Dr. Roberto Bosca.
Se dividió el enfoque general de la compleja temática en dos paneles.
El primer panel fue coordinado y presentado por Mariela Inés Laghezza y contó con las disertaciones de Eugenia Contarini, Oficial de la Oficina Regional para el Sur de América Latina del ACNUR, y de Nengumbi Sukama, Director Ejecutivo de la ONG IARPIDI.
La representante de ACNUR, describió el contexto actual dando cifras oficiales globales que son causa de la masiva difusión mediática de la problemática de refugiados.
“… para fines de 2014, se registraron 60 millones de personas (población sumada de Argentina, Chile y Uruguay) obligadas a huir de sus hogares de forma forzada. ACNUR habla de ellos como una nación de desplazados”.
Asimismo señaló el debate conceptual político y jurídico en torno a la temática para lo cual inició dando la definición de “refugiado” y su diferencia con “migrante”. Finalmente destacó los desafíos globales y regionales latinoamericanos.
“La crisis parece estar en Europa, pero no está allí. Nueve de cada diez personas refugiadas a nivel mundial, no están en Europa, sino en los países vecinos a los países en conflicto… El caso de Medio Oriente es muy claro en ese aspecto”.
“La respuesta a la problemática tiene que ver claramente con la cooperación internacional… El ACNUR declaró recientemente que las crisis humanitarias no se resuelven con soluciones humanitarias, sino con respuestas políticas”.
“América Latina se ha caracterizado históricamente por su tradición de protección de refugiados…En este contexto, tanto Argentina, como otros países del Mercosur, están brindando respuestas específicas para la temática”.
El Director de IARPIDI, Negumbi Sukama, comentó su historia personal en nuestro país habiendo llegado desde Zaire y solicitado la condición de refugiado, tras lo cual consiguió la ciudadanía argentina a partir de 2005.
Según su mensaje, las cuentas pendientes en nuestro país están en “la reglamentación de la ley de refugiados” y “en la asistencia para la inserción e integración ya que no se cuenta con un programa específico para la recepción, asistencia, acompañamiento, inserción, integración social, profesional y laboral, de los refugiados y solicitantes de asilo”.
El segundo panel, coordinado y presentado por Juan Francisco Baroffio, con las disertaciones de los académicos y embajadores Abel Posse y Waldo Villalpando, junto al ex fiscal de la Corte Penal Internacional, Luis Moreno Ocampo.
El embajador Posse disertó sobre su reciente experiencia en Europa donde pudo constatar los efectos directos de las nuevas olas de refugiados y la respuesta de los gobiernos y sociedades europeas.
Efectuó, el diplomático, un diagnóstico de situación destacando la falta de respuesta acorde por parte de los líderes europeos, una “crisis de liderazgo” basada en el miedo y el desconocimiento.
“El terrorismo surge de un Medio Oriente vapuleado por el abuso de la civilización de occidente, que entró en la región, hizo tres o cuatro guerras televisivas, las fracasaron y dejaron los países destrozados. Países donde de alguna manera se vivía y sobre todo, de acuerdo a códigos que occidente no conoce”… “occidente siempre creyó que su democracia era un dios y no una forma de convivencia”.
Luis Moreno Ocampo a partir de su experiencia en la Corte Penal Internacional y su conocimiento de distintas crisis humanitarias, expuso su propuesta de enfocar la temática a partir de la prevención y no solo del manejo de los síntomas.
“…claro que tenemos que ocuparnos de las víctimas, pero tenemos que evitar que haya más víctimas y para eso, sobre todo a partir de las convicciones religiosas, pensar qué significa amar al prójimo, incluso al enemigo, no matarlo, aplicarle la ley”.
Destacó la importancia de la Corte Penal Internacional creada en 1998, que significó un avance sin precedentes en pos de poner un límite a los estados soberanos al prohibir los crímenes de lesa humanidad, de guerra y genocidio, creando una entidad que estuviera por sobre todos.
Se expresó en favor de una humanidad que avance en este sentido, algo que los líderes actuales (Obama, Hollande) no están haciendo porque están interactuando con la problemática del terrorismo declarándole la guerra y convirtiéndose en un actor tribal más en la escena.
Finalmente el embajador Waldo Villalpando remarcó la importancia de fomentar el “buen funcionamiento desde el estado” ante la temática, pero a su vez “aprovechar la actividad privada personal y voluntaria tan generosa como la que aparece no solo en nuestra sociedad, sino en todas las sociedades mundiales a través de las ONGs”.
Destacó asimismo el aporte de los refugiados a las sociedades de acogida, “los países pagan a veces el precio de su historia, de su ignorancia o de su mezquindad, pero muchas veces también reciben un valor imposible de calcular, el talento del ser humano”.
El 25 de noviembre con motivo de la próxima representación en el Teatro Colón de la ópera Parsifal de Wagner, la Diplomatura en Cultura Argentina organizó una clase especial en el Salón Dorado de dicho teatro sobre «La ópera Parsifal de Wagner en El gran teatro de Manuel Mujica Lainez». La misma fue dictada por la Prof. María Elena Vigliani de La Rosa.
Un libro del padre Mariano Fazio nos introduce al mundo del escritor de la “opción por los pobres” en la Inglaterra victoriana. Pedro Barcia presentó esta obra “de comprensión humana a partir de la literatura”
“Hoy en día no hay que transmitir los valores con el catecismo sino con los clásicos”, dijo el padre Fazio. Es lo que él se propuso hacer a partir de la vasta obra de su autor favorito, Charles Dickens.
El profesor Pedro Luis Barcia –actual presidente de la Academia Argentina de la Educación- fue el encargado de presentar el nuevo libro de Fazio y de encantar al público -reunido en el acogedor auditorio del CUDES (Centro Universitario de Estudios)– con su habitual combinación de gracia y erudición, dos cualidades que no siempre van juntas.
Había mucha erudición concentrada en el escenario, considerando los pergaminos del doctor Barcia y la larga formación académica de Fazio. Pero también la había entre el público, con la presencia, en primera fila, del experto en política internacional Carlos Escudé, del profesor y ensayista Roberto Bosca -miembro del consejo directivo de CUDES y uno de los anfitriones del encuentro-, los diplomáticos José Ramón Sanchís Muñoz y Archibaldo Lanús y la experta en comunicación Rosa Julia Bellizzi. También estaban entre los presentes los periodistas Jorge Rouillon y Ceferino Reato, la senadora Liliana Negre de Alonso, Carlos Regúnaga, el historiador Roberto Distéfano, María Elena Vigliani de la Rosa y Guillermo Lascano Quintana.
“Es un libro que se lee con fluidez, un libro con vocación de servicio, es decir, que no busca complicarnos la vida, no maneja esa jerga críptica tan de moda”, dijo Barcia.
De izquierda a derecha: Ezequiel Coquet, Mariano Fazio, Pedro Luis Barcia. Auditorio del CUDES
Mariano Fazio es sacerdote. Tuvo el privilegio de ser ordenado por San Juan Pablo II en 1991. Actualmente es Vicario General del Opus Dei. Es licenciado en Historia y doctor en Filosofía. La vocación por escribir no es nueva en él -es autor de más de 20 ensayos- pero El universo de Dickens. Una lección de humanidad es una incursión novedosa en algo que, en palabras de Barcia, no es crítica literaria clásica, sino “un libro de comprensión humana a partir de la literatura”. “Fazio no se ocupa de estructuras narrativas sino de la galería de almas”, explicó.
Mariano Fazio, autor de El universo de Dickens. Una lección de humanidad”
“Un sacerdote católico se vale de un autor protestante para hace un libro cristiano, dijo Barcia. Fazio desarrolla la psicología de un personaje y luego pasa al siglo XXI. Yo lo hubiera titulado ‘El almario de Dickens’, pero la gente hubiera confundido con armario”.
En referencia a Charles Dickens, destacó su “riqueza increíble para crear vidas, como (Honoré de) Balzac”. “Dickens compite con el registro civil por la cantidad de nacimientos, bautismos, casamientos y defunciones que hay en sus novelas”, bromeó.
“Chesterton decía que Dickens tenía la llave de la calle”, dijo, en referencia a los personajes y a los ambientes preferidos por el escritor. Brevemente, recordó que el célebre autor inglés, trabajó de niño en una fábrica –experiencia que recrea en muchas de sus novelas-, luego fue periodista, finalmente novelista consagrado y acabó como histriónico lector en público de sus novelas. Como el bululú, o teatro de una sola persona que representaba los diferentes personajes cambiando la voz.
Fazio destacó que “un testigo fantástico de estas lecturas en público de Dickens fue Sarmiento, que lo cuenta en un libro, impresionado por cómo el escritor cambiaba la voz en cada personaje”. En efecto, Dickens hizo una gira por Estados Unidos leyendo sus novelas y fue allí que Sarmiento tuvo oportunidad de escucharlo.
Charles Dickens (1812-1870)
“Los clásicos son clásicos porque se pueden leer hoy y siguen vigentes”, dijo el autor, justificando su enfoque. Explicó que, al leer a Dickens, pensaba siempre cuántas ideas y valores había para transmitir en sus largas catorce novelas… Una tarea que empezó hace un tiempo y que le llevó varios años completar porque sólo podía dedicarle los ratos libres que le dejan sus múltiples responsabilidades al frente de instituciones académicas pontificias y otras.
El libro se abre con una presentación de la vida de Dickens. Luego viene un capítulo en el cual el autor desarrolla las tres características de ese universo literario. Como lo resumió en la presentación, Dickens es el novelista de la vida cotidiana, de la gente común; pero además, “de Dickens se puede decir que hizo una opción preferencial por los pobres”; y la tercera característica es la alegría y esperanza de vivir, porque hay una vida trascendente.
Un escritor pre-bergogliano podría decirse. O la sencillez y contundencia de una idea cristiana de la vida. La que el papa Francisco predica a diario desde Santa Marta.
“El mensaje es que la alegría no está en que nos vaya bien sino en brindarse a los demás -dice Fazio-. Los grandes personajes de Dickens son los que se olvidan de sí: Ester, la pequeña Dorrit (Amy), la segunda esposa de David Copperfield, etcétera”.
Oliver Twist, una de las novelas más célebres de Charles Dickens. Fue llevada al cine en varias ocasiones
Luego cada capítulo del libro está dedicado a un personaje de cada una de las largas novelas del escritor.
“Sin ser Esopo, Fazio toma de él la advertencia: ‘El personaje habla de vos”, dijo Barcia, aclarando enseguida que el autor “no abusa de las consideraciones morales o religiosas; sólo un párrafo al final para situar”.
“Las de Dickens son verdades sobre la naturaleza humana. ¿Qué me dice esto hoy?”, dijo Fazio, explicando la pregunta que fue estructurando su libro.
Dickens merece ser considerado como el precursor de las series televisivas, incluso de la telenovela, porque escribía por entregas y sus capítulos eran esperados con ansia por el público, que se volvía fan de sus personajes, como sucede hoy con algunos éxitos televisivos.
“Por ejemplo –contó Fazio- con el personaje de la pequeña Nell [Historia de dos ciudades]se creó un vínculo tan grande con el público que, como se publicaba por entregas, cuando llegaban barcos de Inglaterra a Estados Unidos, desde el muelle la gente que esperaba a los pasajeros preguntaba a gritos: ‘¿Vive aún la pequeña Nell?’ Y Dickens recibía cartas en las que le rogaban: ‘Por favor no la mate’, pedido que desgraciadamente tuvo que desatender por exigencias de la trama”.
El escritor inglés Charles Dickens, 1812-1870
“Hay gente que dice que Dickens era muy sentimental. Yo digo: sentimentalísimo”, concluye Fazio. El propio Dickens testimoniaba de su sufrimiento al tener que eliminar un personaje.
Pese a ser un escritor realista, en algunos casos, apela a lo fantasioso. Como cuando un personaje logra que le quiten los malos recuerdos. Eso lo lleva a una vida de gran infelicidad y soledad, porque no puede recordar a quienes lo ayudaron cuando estuvo en la mala. Otro personaje le dice: “Es bueno recordar las cosas malas para perdonar”.
De la novela Little Dorrit, Fazio no eligió un personaje sino una institución, la Oficina de los Circunloquios, que parodia la burocracia estatal. “En esta novela Dickens le da mucho a dos categorías de personas: los banqueros y la burocracia estatal”, explica el autor. En efecto, la Oficina de los Circunloquios es kafkiana: colas interminables, ventanillas, empleados que conversan entre ellos, formularios, extravío de trámites, etc.
“Ahora veo gente real y pienso: este es como tal o tal personaje. El que dogmatiza (esto es así, es de ley natural), el que tira pálidas cuando todos están alegres”, señaló el autor.
Fazio recomendó releer David Copperfield, su preferido, “que también era el preferido de Dickens”, y que, junto con Oliver Twist y Grandes esperanzas, son los tres que componen en cierta forma la vida del propio escritor. “Luego sigan con Casa desolada“, sugirió.
En casi todas las novelas de Dickens hay elementos autobiográficos. En Little Dorrit, Amy, la protagonista, nace en la cárcel por deudas donde se encuentra su padre, Marshallsea, donde también estuvo recluido el padre de Dickens. Pero hay otro detalle, contó Fazio, más anecdótico. El otro protagonista se reencuentra con una novia de juventud, un amor imposible que lo dejó en ensoñación mucho tiempo, pero cuando la vuelve a ver la desilusión es, como se diría entre nosotros, de “tango”. De esta novela de Dickens hay una excelente versión en forma de miniserie de la BBC (ver video).
En el libro, Fazio incluye una cita en la cual Dickens describe la gran ciudad, que bien puede adaptarse a la realidad actual de cualquiera de las grandes urbes que conocemos: “¡Corazón de Londres, cada latido tuyo tiene una moral! Al contemplar tu indomable trabajo, en el que no influirá ni un ápice la muerte, ni el ansia de vida, ni el dolor, ni la alegría exterior, me parece oír una voz dentro de ti que penetra en mi corazón, que me ordena, mientras me abro paso entre la muchedumbre, que piense en el mísero desgraciado que pasa junto a mí, y puesto que soy hombre no me aparte con desprecio y orgullo de nada cuanto tenga forma humana”.
Un párrafo con claros ecos de las advertencias del papa Francisco contra “la cultura del descarte”, el egoísmo y la indiferencia hacia mucho de eso que tiene, como dice Dickens “forma humana”.
“A Dickens se le ha acusado a veces de moralismo pasado de moda –escribe Fazio-. Es sin duda un moralista, lo que no significa necesariamente algo negativo. También este libro es algo moralista; al final de cada capítulo hay una breve reflexión”.
Esperando que al lector le sirva el universo dickensiano, como le ha servido a él, agrega: “En un mundo donde tantas veces prevalecen la violencia, la fealdad, el interés egoísta, me parece que pueden ayudar algunas de las visiones ‘pasadas de moda’ de Dickens, que llenan el ambiente de generosidad, pureza, capacidad de darse a los demás”.
Tres embajadores analizaron el reciente viaje del Papa
Lunes 12 Oct 2015 | 09:23 am
Buenos Aires (AICA): El Instituto de Cultura del Centro Universitario de Estudios (Cudes) reunió el lunes 5 de octubre un grupo de expertos para analizar la reciente visita apostólica del papa Francisco a Cuba y a los Estados Unidos. El panel estuvo integrado por los exembajadores Santiago de Estrada, Carlos Custer y Vicente Espeche Gil.
El Instituto de Cultura del Centro Universitario de Estudios (Cudes) reunió el lunes 5 de octubre un grupo de expertos para analizar la reciente visita apostólica del papa Francisco a Cuba y a los Estados Unidos. El panel estuvo integrado por los exembajadores ante la Santa Sede Santiago de Estrada, Carlos Custer y Vicente Espeche Gil.
Jorge Castro, analista de relaciones internacionales, realizó una introducción al tema y actuó como coordinador Juan Francisco Baroffio, director de seminarios del instituto organizador. La reunión convocó a un numeroso público entre el que se encontraban embajadores, periodistas, investigadores, profesores universitarios, intelectuales y figuras representativas de la vida social y cultural del país.
La introducción de Jorge Castro subrayó que el Papa se ha convertido hoy en una de las principales figuras de la política internacional del siglo XXI en el marco de la sociedad global, donde adquirió primacía la discusión sobre los valores que fundamentan la convivencia en la plaza pública. Recordó que en este momento Francisco centró su atención en el cambio climático mediante su encíclica Laudato
si’, donde se plantea una verdadera transformación del paradigma de nuestra civilización.
Carlos Custer adjudicó al viaje del papa un carácter histórico cuyas consecuencias según el panelista, aún no es posible percibir en su totalidad. En opinión de Custer, esta visita continúa una saga de intervenciones en las relaciones internacionales, todas ellas destinadas a tender puentes y abrir espacios de diálogo con un sentido más profundo que el de la dimensión política, aunque por sí mismos ha de reconocérseles un importante impacto en ese mismo terreno.
Según Custer, la actitud del papa -tanto en Cuba como en los Estados Unidos- buscó abrir un camino de progreso social sin producir un nuevo conflicto. Su exposición hizo una completa síntesis de los principales puntos tratados por el papa Francisco, especialmente en los discursos en el Capitolio y en las Naciones Unidas. En la parte final, donde se formularon preguntas a los panelistas, Custer subrayó la necesidad de que los fieles cristianos asuman la política como una exigencia de su propia fe, especialmente cuando la corrupción y el narcotráfico han adquirido carta de ciudadanía en la vida social.
Santiago de Estrada privilegió el enfoque religioso sobre el político, subrayando el peculiar estilo pastoral del Papa, que ofrece un mensaje de humildad, cercanía y preocupación por los pobres. También subrayó la forma cómo el pontífice se supo presentar durante la visita, identificándose empáticamente con los valores fundamentales que han inspirado a la nación norteamericana desde sus padres fundadores, que trasuntan el propio patrimonio espiritual del cristianismo.
Al mismo tiempo, Estrada recordó que Francisco ha sostenido severas críticas respecto de la idolatría del dinero, y ha denunciado de modo muy realista y sin eufemismos diversas formas de organización de la vida social reñidas con ese mismo patrimonio común. Finalmente, se refirió al vivo llamado del papa a profundizar en el sentir evangélico con motivo del actual sínodo de la familia mediante un espíritu de amor y misericordia.
Vicente Espeche Gil desarrolló su intervención mediante tres núcleos expositivos: el diálogo, los signos de los tiempos y las propuestas de Francisco. Al describir el primero, Espeche destacó el estilo intervincular del papa como un diálogo que abraza y se deja abrazar. Su lectura de los signos subraya la globalización de la indiferencia como contracara de la civilización del amor.
En el marco de las propuestas, el embajador distinguió entre el anuncio y la denuncia, expresando con claridad los criterios de naturaleza ética y religiosa que son propios del Evangelio. Finalmente, el panelista recordó una concreta interpelación del papa: “y tú, ¿qué vas a hacer?” que constituye un serio llamado a la responsabilidad, a la participación y al compromiso de los cristianos en todo el mundo.+