“UBICACIÓN DE DOS TEXTOS EN LA PREHISTORIA NARRATIVA DE BORGES”, POR ISABEL ZWANCK


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Por Isabel Zwanck *

 

Artículo que sintetiza un trabajo de investigación

publicado por la profesora en su tercer libro sobre Jorge Luis Borges

 

Analiza lo que ella considera los primeros cuentos de Borges,

publicados en Sevilla el 10 de febrero de 1920, hace cien años.

No han sido muy considerados por la crítica por no estar en

Obras completas sino en Textos recobrados. Vol. I

 

UBICACIÓN DE DOS TEXTOS EN LA PRE-HISTORIA NARRATIVA DE BORGES

 

Durante su estancia en Sevilla, el joven Borges publicó el 10 de febrero de 1929, en la revista Gran Guignol y bajo el título general de “Parábolas” dos breves textos: “La lucha” y “Liberación”. Según  Irma Zángara: “Estas parábolas son las primeras narraciones en prosa con las que hasta ahora contamos (…) En ambos es visible la profunda influencia de Schopenhauer, su filósofo preferido” (TT.RR. 404-5). Ambos microrrelatos nos presentan a un Borges asentado con firmeza en la tradición europea y en especial en el Expresionismo alemán, y contienen varias características de sus cuentos posteriores. Los cuentículos no han sido muy reconocidos por la crítica que, a lo sumo, los considera meros “ejercicios narrativos”. Sin embargo, creemos que ellos responden a la clasificación de cuento breve , a [pesar de que el joven Borges los “disfrazó” como “Parábolas”.  Como tipología , toda parábola traduciría metafóricamente “ una intención alegórica que apunta hacia la instauración de significados arquetípicos”, tal como sintetiza Darío Puccini (En Rest 149).  De todas formas, es sabido que  resulta imposible clasificar los textos de Borges dentro de las tipologías genéricas tradicionales. Sus fronteras móviles lo impiden.

Observemos, entonces, las peripecias que atraviesan un soldado y un prisionero, figuras centrales de cada texto.

Jorge Luis Borges, a los 21 años

 

“La lucha”

El microrrelato comienza refiriéndose a un soldado germano que, luego de la batalla de Tannenberg ocurrida el 15 de julio de 1914, relata a un receptor no identificado (“Habló el soldado gris…”) un episodio que vivió dentro de la trinchera. La presencia de un abejorro –“aberrojo” en el texto- lo molesta con su zumbido, lo pica y el soldado lo mata: “Y mi frondosa mano se desplomó sobre él como caería un firmamento”. Un salto en el tiempo continúa el relato del combatiente que, ya “lejos de la lid, lejos del odio”, se eleva por encima de la limitación de la circunstancia descripta. Y entonces su “memoria ciñe (su) imagen”, retoma el hecho emocionalmente valioso, acepta la vivencia del “huérfano insecto” y descubre en el Otro las mismas cualidades épicas que arrojaron a los dos a la lucha: “Audacia, fe, nuestras altas, humanas cualidades, hambre de inasequibles metas astrales”. El círculo trazado por ambos derroteros traspasa la limitación del episodio y se abre a una generalización ontológica: “La vida es embriaguez y es lucha, en ti como en mí”. Y en el párrafo siguiente se hermanan ambas criaturas, pues el soldado ha descubierto en ese mínimo episodio “un símbolo divino”: el Otro es el Mismo. Por ello cierra la parábola con el mensaje moral: “Somos hermanos. ¡Hacia ti mi saludo!” […].

 

Leer completo el artículo de Isabel Zwanck.

 

  • Es profesora en nuestro Instituto. Profesora en Letras egresada del Instituto Superior de Profesores Roque Sáenz Peña, de Buenos Aires donde realizó la adscripción a la Cátedra de Literatura Española Siglos XVIII,XIX y XX,. Con posterioridad obtuvo el Grado Científico en Formación Literaria en la Universidad Católica de Lovaina, Bélgica. Ver más.