“Pedro y Pablo: la vigencia de la canción de protesta y la curiosidad de por qué decidieron no usar sus nombres reales”, por PABLO MASCAREÑO


Compartí

“Pedro y Pablo: la vigencia de la canción de protesta y la curiosidad de por qué decidieron no usar sus nombres reales”, por PABLO MASCAREÑO Compartí

Los músicos Jorge Durietz y Miguel Cantilo, próceres del rock nacional que fusionaron la música de protesta con la poesía más sensible y marcaron un tiempo fundacional del género, volvieron a reunirse para recorrer el país en una gira donde recuperarán aquellos temas emblemáticos pedidos por el público y que hacen a la identidad más profunda del dúo.

La Nación Miguel Cantilo recibe a LA NACION en su casa de Parque Leloir, rodeado de vegetación y mascotas, un paisaje similar al que habita en las afueras de Madrid, la ciudad española en la que reside la mitad del año. Jorge Durietz llegó puntualmente, a pesar del extenso viaje que lo separa de su casa flotante, el lugar que habita amarrado en la costa de San Fernando.

Los músicos, próceres del rock local, que fundaron el fundacional Pedro y Pablo en la segunda mitad de los sesenta, se presentaron hace pocos días en el CCK porteño, acompañados por la Orquesta Nacional Argentina Juan de Dios Filiberto, paso previo a la gira que incluye Rosario, Tandil, Pehuajó, San Nicolás, Mendoza, San Juan y Mar del Plata. En el medio, Cantilo ofreció su material Cuentos cantados en el Bebop Club, uno de los sitios más bellos donde escuchar música en Buenos Aires.

Si de vigencia se trata, Cantilo y Durietz pueden dar cátedra. Una permanencia ajena a modas y mandatos de la industria y sostenida en el deseo y la autenticidad. “A nuestro público se sumaron los hijos de aquella gente que nos seguía en nuestros inicios, con quienes entablamos un vínculo tan fuerte como el que existía con sus padres, hay una herencia del entusiasmo por las canciones en generaciones mucho más jóvenes”, reconoce Miguel Cantilo.

“Mucha gente joven que se interioriza sobre las raíces de nuestro rock, al investigar aquel pasado nos encuentra. Entonces se produce un nuevo vínculo y nos vienen a ver a nosotros como van a ver a Fito (Páez). Además, muchos grupos de la década del setenta se han desintegrado o, si se trata de varios integrantes, es más complejo reunirse. Nosotros, al ser dos, pudimos mantener el formato original. Muchos se sorprenden porque aún seguimos tocando”, reflexiona Jorge Durietz.

Estructura intacta y la misma imagen fotográfica, como si no hubiese pasado el tiempo. Encontrarse con Pedro y Pablo en medio de la neutralidad de un vergel agreste es un viaje a ese tiempo aquel en el que el dúo irrumpió con estilo propio y mucho para interpelar. “Para que se produzca nuestra permanencia incide el ingreso a la banda de mis hijos. Eso hace que las nuevas generaciones cercanas a ellos nos vengan a ver”, sostiene Cantilo

Miguel Cantilo y Jorge Durietz en pleno ensayo antes de uno de los conciertos de la gira en la que repasan aquellos éxitos recordados. Crédito: Mauro Alfieri La Nación.

 

PABLO MASCAREÑO,

periodista de cultura, teatro y espectáculos y profesor de la Diplomatura en Cultura Argentina

 

 

 

OTROS ARTÍCULOS RECIENTES DE PABLO MASCAREÑO

 

Carlitos Balá, Fernando Marín y “Minguito” Tinguitella.

Crédito: Fernando Marín.

 

Paladium, el boliche que Juan Lepes creó en el centro de Buenos Aires donde recibía a artistas del under, pero también consagrados y personajes del jet set. El edificio podía convertirse en una elegante sala de espectáculos con mesas al estilo de los grandes salones de París.

Crédito foto: Fabian Marelli – La Nación.

 

 


Si querés recibir el Boletín Digital del Instituto de Cultura

en tu correo electrónico, completá el siguiente formulario: