“LA OBRA DE JUAN OSCAR PONFERRADA”, POR PEDRO LUIS BARCIA
Profesor y exdirector de la Diplomatura en Cultura Argentina
LA OBRA DE JUAN OSCAR PONFERRADA
Juan Oscar Ponferrada
Quiero subrayar el gesto de generosa humildad de los catamarqueños, al invitarme a hablar sobre uno de sus creadores más reconocidos: Juan Oscar Ponferrada. Porque se aplica aquí el dicho de los griegos: “Llevar lechuzas a Atenas”, que denuncia el gesto vano de un foráneo torpe que pretende aportar los avechuchos de Palas Atenea, a la ciudad que sobreabundaba en ellos. Dicho sea, en versión folclórica y regional, es “Pretender llevar naranjas al Paraguay”. Qué puedo decir yo que ustedes no sepan. O que no esté ya dicho en el capítulo correspondiente de la excelente Historia de las letras catamarqueñas, pensada y dirigida por la profesora María Rosa Calás de Clark.
Este año es un año fuerte para la memoria catamarqueña pues celebramos la memoria de dos grandes figuras: los cincuenta años de la desaparición de Juan Alfonso Carrizo y el centenario del nacimiento de Juan Oscar Ponferrada, venido al Valle el 11 de mayo de 1907. Dos varones emblemáticos que supieron aportar, desde su base provinciana, contribuciones peculiares a nuestro acervo cultural nacional. Sus legados son de índole diversa, pero concluyentes en el refuerzo de la fisonomía espiritual del país.
Conocí a Carrizo cuando yo era un chiquilín de unos ocho años, en mi pueblo natal, Gualeguaychú. Recuerdo que nos hizo cantar una coplita a todos los que estábamos en el patio parroquial esperando que iniciara su conferencia. Cuando acabé de cantar, me dijo sentenciosa y definitivamente: “Tú, Pedrito, tienes poco oído pero…malo”.
La provincia ha sido generosa en hombres de talento poético, ensayístico, narrativo, teatral: Adán Quiroga, Carlos Quiroga, Luis Franco, Rafael Jijena Sánchez, José Ramón Luna, Ezequiel Soria, Julio Sánchez Gardel, entre tantos citables. De modo que de casta le viene al galgo, y lo que se hereda no se hurta. Pero, claro, en esto de la creación, la herencia hay que acrecerla con esfuerzo propio, caso contrario se esfuma…
Pedro Luis Barcia
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