ENTREVISTA A MARÍA SÁENZ QUESADA, POR SU LIBRO “1943”


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ENTREVISTA A MARÍA SÁENZ QUESADA, POR SU LIBRO “1943” Compartí

En una entrevista exclusiva para el Instituto de Cultura, la historiadora María Sáenz Quesada, profesora de la Diplomatura en Cultura Argentina, nos habló sobre su último libro: 1943. El fin de la Argentina liberal. El surgimiento del peronismo.

La obra es el “primer trabajo historiográficamente riguroso, narrativamente apasionante e interpretativamente iluminador sobre la Argentina apenas antes del surgimiento, consolidación y expansión del peronismo como fenómeno político de masas que cambiaría para siempre la historia del país.

Muchos de los cambios que se dieron en los años 30, y cristalizaron en el golpe del 43, echaron raíces profundas en la cultura política de nuestro país y su remanente es visible todavía en comportamientos políticos, concepciones económicas, creencias sociales y aun la visión que se tiene de la Argentina en el mundo” (de la sinopsis del libro, en la página de la Editorial Sudamericana).

 

María Sáenz Quesada

 

¿Cómo surgió la idea de estudiar el periodo de historia argentina que corresponde a los años cuarenta?

He trabajado otros periodos decisivos en la historia argentina del siglo XX,  de intensa confrontación,  como fueron los años 1955-1958, en mi libro La Libertadora, o los de La primera presidente. Isabel Perón. También la Argentina orgullosa y confiada del centenario, en la biografía de Roque Sáenz Peña. En 1943. El fin de la Argentina liberal. El surgimiento del peronismo, mi intención es abordar desde otra mirada  esa época, ni “década infame”, ni “años dorados”. Me interesa consignar cómo era el país anterior al peronismo y comprenderlo mejor en los documentos producidos por quienes vivían, actuaban y tomaban decisiones entonces sin saber cuál sería el desenlace.

Por eso este libro no se limita al golpe militar y sus antecedentes; se propone ofrecer un panorama amplio de la sociedad, las ideas, las fuerzas económicas, lo grupos de poder y sus personalidades relevantes, la ciencia, la cultura y los valores religiosos de esa nación en paz,  en medio de la catástrofe  mundial. La época fue apodada por los ideólogos del nacionalismo  “década infame”, por el fraude electoral, los negocios del poder, el federalismo incumplido (intervenciones federales, pobreza endémica, dependencia del poder central), pero eso no constituía la totalidad.

El trabajo se extiende al primer año del gobierno de facto, en que el sector militar triunfante, que se consideraba a sí mismo la reserva moral de la Nación, se propuso reeducar a los argentinos. Esa reeducación buscaba desterrar al liberalismo de las instituciones y de la cultura; en lo internacional se oponía al imperialismo británico; ese nuevo esquema nacionalista y antiliberal creía factible la autarquía económica,  “vivir con los nuestro”, como se dijo después;  desconfiaba de la sociedad cosmopolita y se proponía revalorizar el “ser nacional”.

 

¿Cómo debe entenderse la Revolución de 1943 en el marco nacional e internacional? ¿Qué llevó a los militares a interrumpir el funcionamiento institucional de la democracia? ¿Cuál fue su sentido?

En el marco nacional el golpe militar interrumpe un proceso político complejo, en el que la sucesión presidencial parecía asegurada para el sector más conservador del partido Demócrata Nacional, en la figura del candidato oficialista, Patrón Costas (gran empresario azucarero). Empeñado el presidente Castillo en responder a los compromisos entre las líneas internas de su partido, y cegado al punto de creer que tenía a los  militares en el bolsillo, porque aplicaba  las políticas nacionalistas de su agrado, no advirtió que si permitía el juego limpio, obtendría mejor apoyo en el sector de los partidos políticos democráticos, y hasta en su propio partido.  También influyó la situación internacional. En el curso de la segunda guerra mundial  ya empezaba a vislumbrarse la posible derrota del Eje Roma/Berlín.  El temor al comunismo soviético, aliado del presidente Roosevelt, fue decisivo a la hora del golpe militar. Había  entre los sectores de derecha, políticos, religiosos, militares,  un temor generalizado al comunismo como amenaza concreta y real, bajo la forma del Frente Popular (llamado la Unidad Democrática en la Argentina). Sin embargo, los golpistas no eran todos neutralistas y nazis: entre los jefes que salieron de la guarnición de Campo de Mayo en la mañana del 4 de junio, para tomar la Casa Rosada, hubo quienes se comprometieron ante sus camaradas de armas a romper relaciones con el Eje. Ellos sólo duraron 48 horas en sus cargos. Luego vinieron los presidentes de facto, Ramírez y Farrell,  y bajo su escudo protector, el secretario de Guerra, coronel Perón, que dio un giro definitivo al golpe para convertirlo  en el hecho histórico que cambió a la política argentina, hace más de 70 años.

La toma de posición en favor de la neutralidad adoptada por  los gobiernos de la Concordancia primero y los militares después, hasta que se volvió insostenible, pesó fuertemente en el futuro del país. La Argentina dejó de ser “el más poderoso y ambicioso país de Sudamérica”, y fue considerada como el “mal vecino” para la diplomacia de Washington. Equivocó el camino. Brasil que eligió el  camino opuesto, surgió en el mediano plazo como primera potencia continental.

 

¿Cuáles son las ideas principales que se pueden extraer de tu libro como conclusión después de haber estudiado este momento histórico?

Ante todo, el riesgo de descalificar a un periodo en bloque, sin considerar el conjunto de elementos que lo integran. Hacia 1940, 1a economía argentina estaba  en condiciones de abastecerse en una variada gama de productos industriales, desde tejidos a medicamentos; YPF constituía un modelo de empresa estatal y la producción industrial competía con la agropecuaria   en materia de exportaciones. La dirigencia se renovaba y daba acceso a las clases medias educadas en la escuela pública y en la Universidad. El sindicalismo ofrecía una interesante  nómica de dirigentes formados en las luchas obreras que lograban  mejoras parciales mientras aumentaba la población obrera sindicalizada; la cultura vivía tiempos gloriosos por la calidad y cantidad de libros editados en el país; por la vitalidad del cine nacional, el teatro y la música. No había un destino marcado que llevara inexorablemente a la consolidación del peronismo como primera fuerza política. Pero la vacilación de la dirigencia tradicional y su negativa al cambio, posibilitaron que un  coronel que había pasado de ser fervoroso seguidor del presidente Justo, a admirar la Italia de Mussolini, lograra imponerse a sus camaradas de armas en sucesivos golpes de palacio, tejiendo alianzas eficaces con sectores sindicales, políticos y religioso, tomando ideas generados en los cenáculos nacionalistas y adoptando proyectos e iniciativas varias, para dar comienzo a la Nueva Argentina.

En 1943, quedó en evidencia la fragilidad de las instituciones, incluso la Suprema Corte que avaló el golpe para ser pocos años después desplazada y escarnecida por los mismos a los que reconoció. En 1943, la Argentina necesitaba renovarse en lo político y en lo social, y esa exigencia provenía de los logros obtenidos. Su dirigencia no supo o no quiso hacerlo dentro  de las instituciones vigentes. Otros vinieron y se quedaron con todo. En el golpe de 1943 se manifestó el cambio cultural ocurrido en los años previos, que echó raíces profundas todavía visibles en nuestros comportamientos colectivos, las creencias de muchos y en la visión que se tiene de  nuestro país en el mundo.

 

 

Distribuye la Editorial Sudamericana.

 

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