“EL PATRIOTISMO DE LAS PRIMERAS FIESTAS MAYAS”, por Olga Fernández Latour de Botas
EL PATRIOTISMO EN LAS PRIMERAS FIESTAS MAYAS
Por Olga Fernández Latour de Botas *
Cuando la Asamblea General Constituyente de 1813 instituye la celebración de las Fiestas Mayas en todo el territorio de las Provincias Unidas del Río de la Plata, puede decirse sin lugar a dudas que ha ejecutado un acto de auténtico patriotismo.
En el espíritu de tal resolución subyace un sustento fuertemente patriótico, es decir, deseoso de honrar y mantener, como legado de los padres, las más insignes tradiciones de las provincias rioplatenses.
Desde los albores del entonces llamado “grito de la patria” -potente eco del precursor de Chuquisaca (25 de mayo de 1809) que tomó entidad pública en Buenos Aires un año después de éste, en la jornada del 25 de mayo de 1810- se manifiesta de múltiples maneras la voluntad de fundamentar en la herencia indígena ciertos contenidos simbólicos de los emblemas luego adoptados oficialmente por la Soberana Asamblea General Constituyente del año 1813: bandera, escudo y canción patriótica nacionales.
La iconización del sol flamígero, de factura claramente americana, no es, por cierto, ajena a la revalorización cívica del culto andino a Inti. Pero su verdadero sentido, aplicable tanto a las representaciones del astro naciente como a aquellas en que se lo figura pleno, es, sin duda, el que surge de la magistral interpretación de Bartolomé Mitre, publicada en el diario La Nación, Buenos Aires, el 28 de mayo de 1900, en el contexto de un artículo titulado “El sol en la bandera argentina”. Dice Mitre:
“/…/ el sol de la bandera argentina no es el sol radiante, símbolo clásico de la antigüedad, sino el sol flamígero o sea el sol incásico, que, según las ideas predominantes en la época, adoptaron los símbolos genuinamente americanos, pretendiendo hasta restaurar el antiguo imperio peruano, cuando era el sol de una nueva época que asomaba como una nueva aurora nacional, según se simboliza en el sol naciente que corona sus armas”.
En efecto, la adopción del sol de los Incas en los símbolos nacionales como signo de revitalización de una monarquía de estirpe americana –cuya implantación resultó finalmente rechazada-, configura una idea que, en aquellos tiempos de crisis, alentó en el pensamiento de algunos de los fundadores de la nueva nación […].
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- Es profesora en nuestro instituto. Escritora, docente, investigadora especializada en los campos concurrentes del Folklore, la Historia y la Filología. Doctora en Letras por la Facultad de Filosofía, Historia y Letras de la Universidad del Salvador. Ver más.