Cumple dos siglos el Cementerio de la Recoleta, donde descansan en paz Sarmiento, Quiroga, Evita y otras figuras relevantes de nuestra historia
Entrevista a Eduardo Lazzari,
historiador y profesor de la Diplomatura en Cultura Argentina
Malú Pandolfo, en La Nación – Panteón nacional de los argentinos, el Cementerio de la Recoleta es, además, el primer cementerio público argentino. Ayer, 17 de noviembre, cumplió 200 años. Hasta 1867, fue el único cementerio de la ciudad. Contemporáneo del cementerio francés Père Lachaise, se trata, sin embargo, de una creación cultural argentina.
Domingo Faustino Sarmiento, Julio Argentino Roca, Lucio N. Mansilla, Felicitas Guerrero de Álzaga, Facundo Quiroga, Juan Bautista Alberdi, Miguel Cané, Luis Vernet, Aristóbulo del Valle, Luis Federico Leloir, Eduardo Mallea, Adolfo Bioy Casares, Benjamín Solari Parravicini, Eva Perón, Álvaro Alsogaray y Raúl Alfonsín descansan en algunas de las más de 4500 bóvedas del cementerio. Más de noventa fueron declaradas Monumento Histórico Nacional.
De enorme valor afectivo, histórico, artístico y también turístico, recibe constantes visitas tanto de público local como de turistas que visitan el país de todas partes del mundo. Debido a su gran peso simbólico, hoy es uno de los lugares más visitados por el turismo.
Fue inaugurado “en medio de la reforma eclesiástica del gobernador Martín Rodríguez, llevada a cabo por su ministro Bernardino Rivadavia”, cuenta el historiador Eduardo Lazzari [profesor de nuestra Diplomatura en Cultura Argentina, con quien este año 2022 hicimos una visita cultural por el cementerio].
La polémica reforma, que levantó polvareda en sus días, suprimió el fuero eclesiástico, eliminó el diezmo y suprimió órdenes religiosas, cuyos religiosos pasaron al clero regular, entre otras medidas.
El Cementerio de la Recoleta fue el único de la ciudad de Buenos Aires hasta 1867, año en el que surgió el Cementerio del Sur, que más tarde fue clausurado. En 1868 se inauguró el Cementerio del Oeste, también luego clausurado, y en 1871 fue el turno del Nuevo Cementerio del Oeste, o Chacarita.
Hasta 1822, las personas eran enterradas en camposantos y criptas de templos y en las naves de las iglesias. Para ubicar el nuevo cementerio, se eligió el terreno ocupado por el huerto de la hoy Basílica Nuestra Señora del Pilar, construida por los frailes franciscanos recoletos que, en ese entonces, quedaba en las afueras de la ciudad. Disuelta la orden ese mismo año, se levantó el cementerio donde había estado el huerto.
“Los primeros sepultados allí fueron la oriental Dolores Maciel y un niño negro”, afirma Lazzari. En 1828 se trazó su perímetro definitivo y se designó un pequeño terreno donde, aún hoy, se conservan las tumbas más antiguas del cementerio. Allí se encuentran sepultados Cornelio Saavedra, el primer rector de la Universidad de Buenos Aires, Antonio Sáenz; y el miembro de la Junta Grande, el deán Gregorio Funes. “En 1824 se construye la tumba de Remedios de Escalada de San Martín, quien había muerto un año antes”. De gran valor emocional, la tumba es, además, la más antigua que se conserva tal cual era.
“En 1830 la tumba de Manuel Dorrego marca el inicio de la construcción de las bóvedas. Hasta entonces, se enterraba bajo tierra”, señala Lazzari. El panteón argentino creció y adquirió su estado actual de forma espontánea. “Eso hizo que hoy estén allí cinco firmantes del acta de Independencia nacional y cinco miembros de la Junta de Gobierno de 1810, y que 26 de los 43 presidentes muertos estén o hayan estado allí”, destaca Eduardo Lazzari…
Crédito foto: Anadolu Agency.
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