“En memoria del Papa Francisco: un legado de diálogo, compromiso y esperanza”, por FISHEL SZLAJEN

“Su partida no sólo deja un vacío, sino también un desafío para quienes hemos sido tocados por su liderazgo. Nos mostró que las diferencias pueden transformarse en una fuente de enriquecimiento colectivo”.
Infobae – Hoy escribo con el corazón lleno de pesar y gratitud, desde una posición única que el Papa Francisco me otorgó: la de ser el primer rabino académico en la historia designado miembro titular de la Pontificia Academia para la Vida. Su decisión fue una muestra concreta de su visión inclusiva y de su firme compromiso con el diálogo entre las tradiciones religiosas. Este gesto, que me honró profundamente, no era sólo una invitación, sino también una declaración: las voces de fe no deben callarse ni separarse, sino unirse para buscar juntos un mundo más digno y justo.
Más allá del intercambio interreligioso, su liderazgo abrió las puertas a una reflexión profunda sobre el rol de los credos y cultos en los desafíos contemporáneos. En un contexto global donde las divisiones parecen insalvables, el Papa Francisco nos enseñó que la fe puede ser una herramienta poderosa para derribar muros y construir puentes. Su ejemplo nos invita a replantear nuestras estructuras de poder, a integrar la ética y la razón en la toma de decisiones, y a impulsar un modelo de convivencia basado en el respeto mutuo y la solidaridad.
Su partida no sólo deja un vacío, sino también un desafío para quienes hemos sido tocados por su liderazgo. El Papa Francisco nos mostró que las diferencias pueden transformarse en una fuente de enriquecimiento colectivo, pues cada perspectiva, por diversa que sea, suma a la riqueza del debate y al fortalecimiento del tejido social. Su capacidad para escuchar sin prejuicios y para tender la mano a aquellos en la periferia, o cercanos al olvido, se convirtió en un faro de esperanza para muchos. Bajo su guía, el diálogo interreligioso trascendía el mero intercambio de ideas y se convertía en un compromiso genuino de aprender del otro, de transformar la desconfianza en respeto y de construir un espacio donde la dignidad humana fuera el punto de encuentro para proponer soluciones en favor del bien común.
Su visión también alcanzó el ámbito académico y ético, donde supo integrar el conocimiento científico y la reflexión espiritual. Los seminarios y encuentros que organizó reunieron a académicos y líderes religiosos de diversas partes del mundo para debatir sobre bioética, justicia social, inteligencia artificial, derecho, economía, política y protección del medio ambiente. En estos foros, la diversidad de opiniones no se veía como una barrera, sino como la semilla de soluciones innovadoras que contribuyen a toda la humanidad, reafirmando la idea de que la colaboración entre disciplinas es esencial para abordar los retos del siglo XXI…
El rabino Dr. Fishel Szlajen junto al papa Francisco.
rabino, filósofo y profesor de la Diplomatura en Cultura Argentina
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