Pozo de las Ánimas, Mendoza
* Por Liliana Massocco
El Pozo de las Ánimas es una formación geológica natural del departamento de Malargüe, a 18 km del Valle de Las Leñas, por la RP Nº 222.
Se trata en realidad, de dos depresiones, dos espejos de agua, separados entre sí por una delgada pared que, debido a la lenta pero constante erosión, terminarán unidos con el paso de los años.
Por efecto de las filtraciones y las napas freáticas, los minerales blandos del terreno -por ejemplo el yeso- se van disolviendo y hundiendo lentamente. Así, se forman estas “dolinas”, grandes ollas cónicas en constante crecimiento, debajo de la superficie.
En 1981 un equipo logró el descenso que permitió determinar las dimensiones de las lagunas: (la más grande) 200 metros de diámetro, 80 metros de profundidad hasta el agua y 21 metros de profundidad bajo el agua.
No faltan en el lugar las leyendas, transmitidas de generación en generación, contadas por los viejos pobladores de la zona y cargadas como todas, de superstición y misterio. Una antigua leyenda aborigen relata que un grupo de la zona de Los Molles estaba siendo perseguido a los gritos por otro grupo rival de aguerridos chilenos; en un momento de su huída dejaron de oír de golpe esos gritos hostiles de sus enemigos y un silencio profundo se apoderó del lugar. Volvieron cautelosamente sobre sus pasos y encontraron a los perseguidores ahogados en dos enormes pozos que se habían hundido bajo sus pies.
Para venerar este enorme agujero de color verde turquesa que les permitió liberarse de la persecución, los aborígenes le dieron el sugestivo nombre de de “Trolope-Co” (“agua del gritadero de las ánimas”, “agua de los muertos”, “lugar en donde lloran las ánimas”).
El silbido que causa el viento permanente en esta zona rodeada de serranías ayuda a comprende el motivo por el que la tradición lo considera el lugar donde van a rezar y llorar las almas que andan penando por las montañas…
Sea como sea, la belleza del lugar justifica detenerse en el camino a Las Leñas para contemplarlo.