Gato encerrado
* Por Liliana Massocco
¿Cuando empleamos la frase “Aquí hay gato encerrado” sabemos cuál es su origen?
Según la Real Academia Española, “haber gato encerrado” es una locución verbal coloquial que significa “haber causa o razón oculta o secreta, o manejos ocultos.”
La usamos cuando sospechamos de la existencia de algo engañoso o escondido detrás de un hecho que en apariencia es intrascendente; algo turbio o encubierto detrás de lo que se deja ver.
Ahora bien, ¿por qué se eligió a un gato para expresar que desconfiamos de que un asunto o manera de actuar no son del todo claros?
La explicación también la encontramos en el DRAE, que en las acepciones 7, 8 y 10 de la palabra “gato” indica:
- m.Bolso o talego en que se guardaba el dinero.
- m.Dinero que se guardaba en el gato.
Antiguamente se confeccionaban monederos con piel de gato, que dieron nombre tanto al “continente” como al “contenido” (metonimia). El erudito Sebastián de Covarrubias, en su Tesoro de la lengua castellana o española, dice que esos monederos se llamaban “gatos”, “… porque se hacen de los pellejos desollados enteros sin abrir”.
Para evitar posibles hurtos era habitual guardar a buen recaudo el “gato” con dinero o pequeños objetos de valor, en algún lugar de la casa, con el máximo secreto, o bien escondido entre los amplios ropajes de las damas, cuando tenían que salir.
Los ladrones, al acecho de su posible víctima, la observaban para intentar descubrir si llevaba dinero; la consigna era decir entre sus cómplices “hay gato encerrado” para señalar que llevaba el mentado monedero escondido y asegurar que había algo para robarse.
- m.coloq. Ladrón, ratero que hurta con astucia y engaño.
Por extensión, “gato” es también el ladrón que roba el talego con el dinero, ya que evoca perfectamente su habilidad, astucia, agilidad y sigilo. Según José Gobello, entre los argentinos el “gato” también es un ladrón: “Aquel que se desliza… sin ser advertido y aguarda la hora propicia para cometer el robo”.
“Gato encerrado” fue una expresión muy generalizada durante el Siglo de Oro español, utilizada por autores como Cervantes, Lope de Vega y Quevedo, entre otros muchos. Francisco de Quevedo en su “Poderoso caballero es don Dinero”, hace alusión a ambos “gatos”:
…
Por importar en los tratos
y dar tan buenos consejos
en las casas de los viejos
gatos le guardan de gatos;
y, pues él rompe recatos
y ablanda al juez más severo,
poderoso caballero
es don Dinero…
El uso en lenguaje popular de la palabra “gato” con la acepción de bolsón de dinero quedó registrada en expresiones familiares como “¡Buen gato tendrá!” (`tendrá mucho dinero´) o “No sabe el avaro dónde maullarán sus gatos”.
Con el correr de los años, esa frase que indicaba que había algo para robarse, se ha generalizado y se aplica para designar la actitud sospechosa de quien oculta algo: en otro momento pudo haber sido el monedero; hoy son razones escondidas y poco transparentes o manejos secretos.
Por último, podemos mencionar como versión de la expresión “gato encerrado”, el cuento de Edgar Allan Poe, “El gato negro”: la policía descubre el asesinato de una mujer, cuando al entrar en su casa escucha el maullido del gato que su propio marido, el asesino, había dejado emparedado junto a ella, sin advertirlo.
Tratemos de mostrar que en nuestra conducta no hay gato encerrado.