“El buey solo bien se lame”


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“El buey solo bien se lame” Compartí

*Por Liliana Massocco

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Este refrán tradicional, cuyo significado es similar a “es preferible estar sólo que mal acompañado”, quiere expresar que a veces conviene más hacer las cosas solo, prescindiendo de la colaboración de quien puede entorpecer la tarea y con ella el logro de nuestros objetivos.

A veces se usa de forma graciosa para referirse a personas solteras o, seriamente y en forma colectiva, a un país que ha logrado su independencia. El que no tiene quien lo ayude, socorra o acompañe, se preocupa por conseguir los medios para su subsistencia y se da maña para defenderse.

¿Por qué se hace referencia al buey? Tal vez porque el buey, animal de trabajo duro, noble y fuerte, tiene otra particularidad: espera estar solo para cuidar de sí mismo. Como tantos otros animales, recurre a su lengua para asearse o lamerse algún golpe o herida que haya sufrido, pero lo hace cuando está tranquilo y solitario, cuando se ve libre de su yugo de labranza; así como el buey aprovecha su libertad para lamerse por todas partes, que es lo que lo hace feliz, el hombre, solo, sabe hacer uso de su libertad para lo que quiere, necesita y le  produce satisfacción.

“… No tenías ni un amigo, “que el buey solo bien se lame”,

según tu filosofía de amarroto sin control.

Y amasabas los billetes como quien hace un salame

laburando de esclavacho, como un gil, de sol a sol.”

Amarroto. Carlos Gardel

“El buey solo bien se lame
y yo solo me voy arreglar
te creías importante
y ya no me importás más…”

“Borrate de mi vida”, rock

“… Y si acaso no regresa, no te aflijás y escuchame:

No te quedés como muchos, sin coraje y amargao,

Tené siempre bien presente, que el buey solo… bien se lame

Y que más vale andar solo que andar mal acompañao.

Letra : Ernesto Cardenal / Música : Eduardo Daniel Ferri

“_Al fin solos_ dijo el buey. Y empezó a lamerse. Se lamía con fruición, con delectación, con beatitud, con ímpetu y con esmero. Se lamía perseverantemente, asiduamente. Se lamió tanto la testuz que se quedó sin guampas, se lamió tanto la cerviz que se quedó sin cuello, se lamió tanto los pies que se quedó sin pezuñas, se lamió tanto el lomo que se quedó sin lomo.

“Ahora cuando los chicos del barrio lo ven pasar le gritan corriendo a su alrededor:

“¡Lengua larga! ¡Lengua larga!”.

(Isidoro Blaisten. Del libro El mago).