“VISITA GUIADA POR EL TESORO MAYOR: EL MUSEO NACIONAL DE BELLAS ARTES”, POR ALICIA DE ARTEAGA
La Nación – Volver al museo en tiempos de pandemia. La alegría de reencontrarse con viejos amigos, los cuadros que amamos, conocidos de siempre, en el Museo Nacional de Bellas Artes. Nuestro museo mayor, fundado en 1896 por Eduardo Schiaffino, crítico de La Nación , artista y visionario, que supo formar una colección extraordinaria sobre la base de donaciones particulares como las de Guerrico, Roverano y Piñero, y luego los hermanos Antonio y Mercedes Santamarina, Hirsch, Di Tella y María Luisa Bemberg, entre muchos más. También supo (y pudo) comprar cuadros estupendos como la Ninfa sorprendida, de Manet, cuando en la agenda del poder político estaba la posibilidad de acrecentar el patrimonio.
El Bellas Artes, con una matriz muy europea, representa el sueño de una generación, cristalizado en el edificio que fue casa de bombas sanitarias, reformado por Alejandro Bustillo en los años treinta y hoy preparado para una nueva transformación. Tiene la mayor colección de arte español del siglo XIX fuera de España y la mayor colección de arte europeo de América Latina.
Retrato de Manuelita Rosas, Prilidiano Pueyrredón, 1851
Según el protocolo vigente, todo está resumido en un recorrido breve, el único habilitado, por la planta baja, con un aforo de treinta personas por hora y entradas por la web. No hay hoja de ruta, ni visitas guiadas; cada obra tiene su código QR que se puede consultar desde el móvil. La pandemia que cerró las puertas aceleró la transformación digital y profesionalizó los equipos…
Le lever de la bonne (El despertar de la criada), Eduardo Sívori, 1887
La vuelta del malón, Ángel Della Valle, 1892
ALICIA DE ARTEAGA,
periodista, especialista en arte y profesora de la Diplomatura en Cultura Argentina
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