PAOLA DELBOSCO: “NO PUEDE SER QUE LOS ALUMNOS PASEN SI NO APROBARON, EL MENSAJE ES QUE DA LO MISMO”
Entrevista a Paola Scarinci de Delbosco,
doctora en Filosofía y profesora de la Diplomatura en Cultura Argentina
La recientemente elegida presidenta de la Academia Nacional de Educación habló con Clarín. Afirma que en el país “hay tentación” de manipulación ideológica en las aulas, pero no es una política de Estado.
Ricardo Braginski, en Clarín –
– ¿Para qué sirve la Academia Nacional de Educación?
– Es un espacio para pensar y repensar la educación. La educación no tiene que pensarse una sola vez, cambia con el contexto histórico, científico, cultural.
– En la Academia piensan y repiensan la educación y sacan algunos pronunciamientos. ¿Les hacen caso? ¿Alguien los escucha?
– A ver, ¿qué cosa nos pone contentos? Cuando los medios se hacen eco de estas declaraciones. Cuando están en consonancia con personas que ven el problema de una manera similar. Pensamos que, en el fondo, la sociedad está esperando que alguien diga: “Pare, por este lado no es la solución” o por el contrario, “Miren, por ese lado que quizás la solución se va a dar”.
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– ¿Cuál es el principal desafío de la educación argentina hoy?
– Voy a usar una frase de Guillermo Jaim Etcheverry que es el anterior presidente de la Academia. Dice: “Ningún sistema educativo es mejor que sus docentes”. Quiere decir que el punto donde se puede intervenir no es tanto la parte externa institucional, sino la formación docente. Estoy hablando de la exigencia, la valoración social de los docentes. Que no se sientan pocos estimados por la gente. Antes el señor maestro o la señora maestra tenían un rol social muy importante. Hoy en día es muy secundario. Estas son las prioridades.
– ¿Cómo estamos justamente en cuanto a la formación docente?
– Bien, hay muchísimos institutos. Más de 1.500. Todos de estructuración dispar. Muchos son de 4 años, algunos son de 2, algunos son de 3. Algunos son universitarios, otros son terciarios, así que la variedad es infinita. Algunos señalan que no se miden, no se evalúan, pero no es solamente la inspección lo que mejora la calidad formativa de un instituto. Es algo más, hay que tener un acercamiento mucho más eficaz al trabajo que están haciendo. A mí me gusta el aula, soy más bien de abajo y me gusta el trabajo bien hecho y en el aula. Ahora, los que organizan deberían tener una visión mucho más concreta, no tan burocrática de la educación. El estímulo a la persona que enseña es personal.
– ¿Tendría que haber algún tipo de evaluación o examen al ingresar y egresar de la formación docente?
– No lo sé, habría que verlo, yo estoy pensando en una cosa mucho más básica que es el acompañamiento personal. Si alguien entra al sistema educativo tiene que tener un mentor o mentora, si no hay una gran soledad. ¿Querés elevar el nivel de compromiso de las personas? Bueno, que no vayan solas, que no estén abandonadas o que no estén desperdigadas en la malla de un sistema burocrático, porque eso seca cualquier tipo de vocación. La impresión que tengo es que los controles y las eventuales evaluaciones construyen una malla externa, no algo personal cercano…
No al lenguaje inclusivo. “Los cambios del lenguaje acontecen de abajo para arriba”, dice Delbosco.
Crédito foto: Lucía Merle – Clarín.
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