“PÁNICO PANDÉMICO Y POSVERDAD”, por Juan Archibaldo Lanús
Revista Movimiento – El nuevo proceso de globalización, apoyado en la revolución tecnológica, ha posibilitado la difusión masiva de emociones. La difusión de recurrentes anuncios de acontecimientos catastróficos que amenazan alterar la naturaleza y la vida social o física de individuos y familias ha expandido una sensación de “temor” en una gran parte de la población mundial. Una saturación de noticias y datos, gran cantidad de los cuales transmiten malas o inquietantes informaciones, produce en la psiquis de millones de personas un “temor” larvado ante posibles acontecimientos que amenazarían su vida física o social. Hechos, alertas o peligros, reales o ficticios, se suceden de continuo, fragilizando la seguridad de los individuos y sus familias: intervenciones militares –Kosovo, Irak, Siria, inquietantes flotas que se mueven en océanos lejanos, etcétera–, amenazas al medio ambiente –incumplimiento de los Acuerdos de París, aumento del nivel de los océanos, expansión del agujero de la capa de ozono, degradación acelerada del medio ambiente, etcétera–, ataques ecológicos –incendios en la Amazonia e Indonesia, polución en las grandes ciudades–, pestes y enfermedades nuevas –aviar, SIDA–, infecciones como el Ébola y el cólera, y regreso de algunas enfermedades infecciosas que se creía extinguidas, así como anuncios de que algunos países están preparando virus artificiales para iniciar lo que imprudentemente se anuncia como guerra biológica y otras amenazas a la salud humana. También se anuncia que se preparan vacunas para hacer frente a inminentes peligros que presentan nuevas enfermedades.
Desde la niñez, el temor de agresiones, accidentes o desastres está sustentado en prestigiosas investigaciones y se difunde en frecuentes películas comerciales con zombis y personajes que suscitan miedo, no con la inocencia de los antiguos cuentos de niños, sino con la frialdad de un juego de poder y aniquilación.
La aparición del coronavirus abrirá un nuevo capítulo en la historia de los hechos sociales, por haber despertado en algunos casos un verdadero pánico frente a una enfermedad sin duda letal, pero no más grave que muchas otras que provocan millones de muertes. Sin embargo, es la primera vez que se percibe el contagio de una enfermedad como una amenaza global. El hombre ha convivido con virus, bacterias y hongos desde la antigüedad. Se registran tétricos recuerdos que costaron la vida a millones de seres humanos: Tucídides habla de la peste de las Guerras del Peloponeso que mató a Pericles; la de la época de los Antoninos mató a miles en Roma, entre ellos al emperador Marco Aurelio; la del Medioevo en el siglo XIV se llevó un tercio de la población europea; la fiebre amarilla asoló a barrios enteros de Buenos Aires en el siglo XIX; y no podemos olvidar la terrible gripe española que mató a más de 20 millones de seres humanos al finalizar la Primera Guerra Mundial.
¿Por qué razón aquellas pestes más letales que el Coronavirus no tuvieron las consecuencias políticas, sociales, económicas y culturales que tendrá globalmente la pandemia desatada a principios del 2020?…
JUAN ARCHIBALDO LANÚS,
escritor, diplomático y profesor de nuestra Diplomatura en Cultura Argentina