“PALACIO CECI: LA MISTERIOSA MANSIÓN DE VILLA DEVOTO DONDE TRABAJÓ Y VIVIÓ UNA PASAJERA DEL TITANIC”, POR PABLO MASCAREÑO
Se dice que una empleada de la familia propietaria llegó hasta allí, luego de haber viajado en el famoso transatlántico hundido, y que su espíritu merodea en cada rincón de la mansión que se encuentra abierta al público para ser visitada.
La Nación – Imaginar que existe un vínculo entre un palacio de Villa Devoto con el famoso transatlántico Titanic suena alocado. Sin embargo, cuenta la leyenda que una integrante de la servidumbre de los Ceci, una familia aristocrática que vivía en su propio alcázar, ubicado en aquel barrio del noroeste de la ciudad, era sobreviviente del funesto buque hundido en su viaje inaugural en abril de 1912. Un año después de aquel naufragio, una llamativa mansión se levantaba sobre la hoy denominada avenida Lincoln.
“Era la casa de Alfredo Ceci, uno de los cinco hermanos de esa familia que llegó de Italia”, explica La Nación Diego Cabales, fotógrafo y docente de fotografía, un estudioso de las joyas ocultas de la ciudad y quien organiza las visitas a esta mansión escondida que muy pocos vecinos conocen. El clan Ceci se completaba con los hermanos Egiziano, Socrate, Arístides y Parisina, todos provenientes de Camerano, provincia de Ancona. “La familia se relaciona con la comunidad italiana, fundamentalmente con Antonio Devoto, que es quien les abre las puertas de la zona. Los Ceci llegan en 1885 y el palacio data de 1913”, sostiene Cabales.
Pasando el centro comercial del barrio y luego de atravesar la inmensa plaza Arenales, todo un símbolo de Devoto, sobre la avenida Lincoln impacta observar la grandilocuencia de este palacio con toda la impronta de una mansión europea de principios del siglo pasado. “Responde a lo anti colonial y buscaba la reminiscencia europea”, dice Cabales.
Al igual que el cercano Seminario Inmaculada Concepción, la idea de estas construcciones era enterrar cualquier vestigio de arquitectura autóctona y erguir las pomposas construcciones al estilo italiano, francés o español. A veces, la mescolanza de inspiraciones y materiales concluía en una suerte de híbrido imponente con lujos, pero escaso de refinamiento.
El mero hecho de observarlo desde la reja que lo abraza llama la atención del transeúnte. De todos modos, en el caso del Palacio Ceci, las dimensiones no le dan el carácter de palacio, dado que no es de los más grandes de la ciudad, pero sí lo oneroso de los materiales con los que fue construido y sus ornamentaciones de lujo. El fotógrafo responsable de mantener viva la historia del lugar reconoce que “solo contaba con 4 habitaciones y había una estructura aparte que tenía 15 cuartos más”…
Crédito foto: Victoria Gesualdi / AFV.
PABLO MASCAREÑO,
periodista, especialista en teatro y espectáculos y profesor de la Diplomatura en Cultura Argentina
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