“MITRE EN LA ISLA DE LA LIBERTAD”, POR OLGA FERNÁNDEZ LATOUR DE BOTAS


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Mitre en la Isla de la Libertad

El espíritu de Francia en América

Homenaje a Bartolomé Mitre (1821-1906) en el centenario de su nacimiento

 

Comunicación leída por Olga Fernández Latour de Botas

en la Academia Nacional de la Historia

 

El 19 de enero de 1906 falleció en Buenos Aires el expresidente de la República, general Bartolomé Mitre. Dos días después, al efectuarse sus exequias, Carlos Pellegrini, otro ilustre expresidente, pronunció un conceptuoso y emocionado discurso  para despedir sus restos y en él expresó:

“De todos los hombres públicos que aparecieron en ese momento sobre la escena política, el más completo fue el general Mitre, pues poseía tal variedad de virtudes, de aptitudes y de facultades, cual no conozco reunidas en otro estadista propio o extraño; pues si alguno pudo igualarlo en una especialidad, ninguno las reunía en condiciones tales que le permitieran actuar en primera línea y con igual eficacia en todas las escenas, en todos los momentos, sobre todas las clases sociales. Fue un hombre de estudio y de vasta ilustración”.

A 200 años del nacimiento del fundador de la Junta de Numismática que fue origen de nuestra actual Academia, quisiera recordarlo en una faceta poco conocida de su producción poética.     

En mayo de 1844 Bartolomé Mitre se encontraba en Montevideo. Nacido en Buenos Aires el 26 de junio de 1821, tenía, pues, veintidós años; estaba casado desde hacía tres con Delfina de Vedia y era ya padre de una hija, Delfina, nacida en Montevideo el año anterior. Opositor a Rosas por motivos ideológicos y antagonismos personales, a los diez y siete años había  abrazado la carrera de las armas,  que cursó en  la Academia Militar de Montevideo,  y luchado inicialmente como alférez de artillería  junto al general Fructuoso Rivera,  en campañas contra las fuerzas rosistas donde conoció tanto el sabor del triunfo,  en la batalla de Cagancha,   como el de la derrota  en el combate de Arroyo Grande, Entre Ríos, que lo había hecho retornar a la ciudad  donde se hallaba su familia.   Todavía no había mostrado sus dotes como novelista, que se revelarían con Soledad, escrita tres años después en su nuevo destino de exiliado,  -Paz de Ayacucho, Bolivia-  pero era ya ampliamente reconocido como poeta. Tras sus primeros versos escritos a los quince años bajo el título de Ecos de mi Lira había producido algunas composiciones  notables por su carácter iniciador de temáticas características de la identidad criolla argentina. Recordemos la referente a la figura del más famoso cantor repentista de quien conserva memorias nuestra tradición, rescatada por primera vez por la poesía en lengua de norma  culta del  poeta porteño en la composición titulada  “A Santos Vega, payador argentino”(1838), o las dedicadas  “A un ombú en medio de la pampa” (1842),  al juego de “El pato” (1839), a “El caballo del gaucho”(1838) o a “La revolución del Sud” (1840), que se incluyen en  Armonías de la pampa, conjunto de  poemas de la primera juventud de Mitre…

 

 

OLGA FERNÁNDEZ LATOUR DE BOTAS,

historiadora, especialista en folklore y profesora de la Diplomatura en Cultura Argentina

 

 


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