“MIRTHA LEGRAND: TRAGEDIAS, CENSURAS Y CRÍTICAS DE LA DIVA QUE SE SOBREPUSO A TODO Y CELEBRA SUS 95 AÑOS”, POR PABLO MASCAREÑO
Aún en los peores momentos, la estrella supo reinventarse tanto en su carrera artística como en su vida personal. Ni las muertes cercanas ni los gobiernos a los que incomodó pudieron con su vocación por enfrentar las cámaras y estar cerca de su público.
La Nación – Actriz y conductora. Periodista empírica que va al hueso con sus preguntas. Mirtha Legrand, “La Chiqui”, la estrella que se reinventó mil y una vez, hoy [por el 23 de febrero de 2022] cumple 95 años y, lejos de estremecerse, disfruta su añoso presente en plenitud.A pesar de todo. Enarbolando ese rango unipersonal y privilegiado de ser la gran celebridad de la Nación, la diva que trascendió la barrera del tiempo para ser siempre una mujer actual y vigente, de eterna juventud. A pesar de todo.
Resiliencia es un concepto repetido con frecuencia y hasta banalizado cuando se lo enuncia sin otorgarle su exacto sentido. Sin embargo, nada la define mejor que ese término. Tanto Rosa María Juana como Mirtha padecieron tragedias y más de un dolor de esos que marcan para siempre, aunque ambas se sobrepusieron a todo con envidiable entereza, sin anclas y con la proa bien puesta apuntando al futuro.
[…] Rosa María Juana Martínez Suárez sufrió en su infancia, prematuramente, la muerte de su padre y, en la adultez, debió despedir a su marido, arquitecto de su carrera, en un momento de plenitud laboral compartida. Sin embargo, ningún dolor se compara al que tuvo que afrontar ante la partida de su hijo, ese duelo que no se puede definir en palabras porque quiebra el orden natural.
Al igual que Rosa María Juana, Mirtha Legrand también debió sobreponerse a algunos sinsabores. Algunas penas desde ya menos graves que las de su alter ego real. A pesar de la estelaridad, su carrera fue y vino varias veces, atravesada por los cambios de época, las críticas más despiadadas y hasta por los dictatoriales mandatos de la censura de algunos gobiernos de turno. Sin embargo, nada pudo con su temple y el deseo férreo de ofrendarse en función de su trabajo. “Les he dado mi vida”, interpela Mirtha Legrand en esa plegaria de la constancia que nadie puede desmentir. Se reinventó más de una vez en una parábola que fue de la actriz del cine ingenuo de las escaleras de mármol y los teléfonos blancos (que nunca tuvo en sus películas) a la conducción de esas comilonas frente a las cámaras que son un caso único…
Una joven Mirtha Legrand junto a Juan Carlos Thorry en el film Los martes orquídeas
PABLO MASCAREÑO,
periodista de cultura, teatro y espectáculos y profesor de la Diplomatura en Cultura Argentina
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