“Las enseñanzas que nos deja el primer papa latinoamericano”, por MARIANO FAZIO

En este momento trascendental de la historia, desde el dolor por su muerte y el agradecimiento por su legado, ofrezco a continuación algunos apuntes sobre las enseñanzas del papa Francisco, para recordar el bagaje teológico-pastoral que puede seguir germinando en nuestra vida y dando frutos que irán ganando dimensión con el paso del tiempo. Compartimos artículo publicado por Mariano Fazio, Vicario auxiliar del Opus Dei, en La Nación.
La Nación – “El nombre de Dios es misericordia”, que da título a uno de sus libros, podría ser el mensaje central del pontificado. En continuidad con san Juan Pablo II, Francisco ha predicado una y otra vez que Jesucristo es el rostro de la misericordia del Padre y que el kerigma salvífico –el primer anuncio del evangelio– es lo fundamental en la vida de la Iglesia: como acabamos de celebrar los cristianos en Pascua, Dios se encarnó para salvarnos, muriendo en la cruz y abriéndonos las puertas del perdón a través de su infinita misericordia. Una Iglesia de puertas abiertas que ofrece un camino de redención.
En relación directa con el primer anuncio, el Papa presentó las bienaventuranzas y los actos de caridad recogidos en Mateo, capítulo 25, como el corazón del Evangelio. Precisamente, estos textos ponen de manifiesto la misericordia divina e identifican al necesitado con la persona de Jesucristo: “Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo” (Mt 25,40). Francisco ha sido llamado el papa de las periferias: de las más visibles (los pobres, los migrantes, los enfermos, los marginados, las víctimas de la guerra o el narcotráfico) y de las espirituales (los que sufren en soledad, los que no encuentran sentido a la vida, los que están atrapados en el rencor o hundidos en la desesperanza).
En la encíclica social Fratelli tutti, Francisco interpela a un mundo fragmentado y atravesado por la violencia y desarrolla una lectura actualizada de la parábola del buen samaritano y la cultura del encuentro. Refiriéndose a las diversas formas de nacionalismos cerrados y violentos, actitudes xenófobas, desprecios e incluso maltratos hacia los que son diferentes, Francisco nos decía: “La fe, con el humanismo que encierra, debe mantener vivo un sentido crítico frente a estas tendencias, y ayudar a reaccionar rápidamente cuando comienzan a insinuarse. Para ello es importante que la catequesis y la predicación incluyan de modo más directo y claro el sentido social de la existencia, la dimensión fraterna de la espiritualidad, la convicción sobre la inalienable dignidad de cada persona y las motivaciones para amar y acoger a todos”.
Una visión familiar de la humanidad (todos hermanos, fratelli tutti) se complementa con una visión del mundo como un hogar, como una casa común. En esta idea se apoya su reflexión sobre la ecología humana integral, expresada en la encíclica Laudato Si’, que toma su título del himno espiritual en el que Francisco de Asís nos habla de la naturaleza como una familia: hermano sol, hermana luna, hermano fuego y nuestra hermana la madre tierra…
Mariano Fazio junto al Papa Francisco
doctor en Filosofía, historiador y profesor de la Diplomatura en Cultura Argentina
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