“LA PATAGONIA REBELDE: A 100 AÑOS DE LOS FUSILAMIENTOS EN SANTA CRUZ QUE MANCHARON A YRIGOYEN”, POR MARCELO LARRAQUY
Cuál fue la matriz de los conflictos entre obreros y terratenientes, la mayoría de ellos extranjeros, por mejores condiciones laborales, que tendrían como consecuencia entre mil y mil quinientos muertos a manos del Ejército. La orden no escrita que recibió el coronel Varela: “Vaya, vea y cumpla con su deber”.
Infobae – Kurt Wilckens tenía 36 años cuando mató al teniente Héctor Varela, el militar que había ordenado los fusilamientos de los obreros en la Patagonia en el verano de 1921-1922. Wilckens era rubio, de frente ancha y ojos azules. Había nacido en Alemania. Era militante anarquista. Tenía el prontuario 44.797 de Orden Social de la Policía de la Capital. Estaba calificado como “delincuente político” con un proceso de deportación por violar la Ley de Residencia. Wilckens ya había estado preso en los Estados Unidos. Pero la Cámara Federal no había encontrado elementos para expulsarlo.
Antes de llegar a la Argentina, en 1920, se había desplazado por varios países con diferentes identidades y en distintos oficios. Era un itinerario común en los inmigrantes pobres.
Aunque en su hogar familiar Wilckens no sufría padecimientos económicos, abandonó Alemania a los 24 años. Se afincó en Arizona, Estados Unidos. Trabajó de minero. Ya tenía una formación política, una visión del mundo elaborada desde el marxismo, la lucha de una clase contra otra. Una conciencia forjada en la voluntad de transformación de las injusticias del sistema. El odio a la burguesía.
Pero Wilckens se reconocía como un hombre pacífico, interesado en la literatura.
[…] Para esa época, el coronel Varela era un hombre ya maduro: 48 años, siete hijos y una carrera militar en la Caballería manchada por centenares de fusilamientos en las estancias del desierto patagónico.
Varela había crecido en la línea criolla de los antiguos fortines de San Luis, la provincia donde nació.
En los últimos años de su carrera había mantenido a su lado a dos ayudantes, Pedro Viñas Ibarra y Elbio Carlos Anaya, a quienes conduciría hacia un nuevo destino: la Patagonia.
El conflicto de centenares de peones rurales contra los terratenientes lo convocaba a una expedición al sur a principios de 1921.
En Santa Cruz, los peones trabajaban veintisiete días al mes en jornadas de dieciséis horas. De día arreaban las majadas de ovejas a dieciocho grados bajo cero. A la noche dormían apilados sobre cueros.
Vivían agotados, sin familia, dinero ni destino…
Huelguistas apresados por las tropas de Varela
MARCELO LARRAQUY,
historiador y profesor de la Diplomatura en Cultura Argentina
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