“LA CREACIÓN DEL VIRREINATO DEL RÍO DE LA PLATA”, POR RODRIGO SALINAS
Por Lic. Rodrigo Salinas
Alumno de la Diplomatura en Cultura Argentina e historiador de la UBA
Investigador de la Ciudad de Buenos Aires, la Avenida de Mayo y los festejos del Centenario
LAS REFORMAS BORBÓNICAS,
LA CREACIÓN DEL VIRREINATO DEL RÍO DE LA PLATA
Y LA CONSTRUCCIÓN DE LA CHACRA DE DIEGO CASEROS EN 1781
Acuarela de la primera vista panorámica de Buenos Aires en el último decenio del siglo XVIII. Un perfil común a todas las ciudades americanas, donde resaltaba un conjunto de casas bajas con techos de tejas y destacándose fuertemente las cúpulas y las torres de las magnificas iglesias porteñas. Por aquellos años, Buenos Aires no era un puerto natural como Montevideo, y los barcos anclaban lejos. El desembarco era muy complicado: desde la rada, había que transbordar las mercancías y pasajeros, primero a lanchones y después a carros y carretas, como lo recrea esta pintura del madrileño Fernando Brambila (1763-1834) titulada “Buenos Aires desde el río” (1794). Fuente: Difieri, Horacio (director): Atlas de Buenos Aires. Municipalidad de Buenos Aires, 1981
En el año 1700 falleció el último de los monarcas de la gloriosa dinastía de los Austria Habsburgo -Carlos II “El Hechizado”- sin dejar descendencia ni sucesores directos, precipitando la llamada “Guerra de Sucesión de la Corona Española” que se mantendría en Europa por trece años. Durante el conflicto bélico, el emperador de Alemania Leopoldo I -padre de Carlos- fue apoyado por otras potencias del continente como Inglaterra, Holanda y Portugal. En virtud de ello, en su testamento, Carlos legó la corona a su sobrino nieto, Felipe V de Borbón- duque de Anjou y sobrino del rey de Francia Luis XIV- quien lo sucedió en el trono hasta su muerte en 1746, a cambio de renunciar a sus derechos sobre la corona francesa.
El objetivo de su gobierno se centró principalmente en la obtención de una mayor recaudación de impuestos, una mejora sustancial sobre la administración de las colonias y la creación de nuevas instituciones colegiadas, ya que los funcionarios, en alianza con las oligarquías locales, habían alcanzado una fuerte autonomía en sus dominios americanos. Solo así podrían introducirse las reformas económicas deseadas a fin de lograr que la industria peninsular volviera a ser el eje de los intercambios con América.
Durante los últimos decenios del siglo XVIII, el Río de la Plata vivió un momento de auge económico derivado de la creación, en 1776, del último de los Virreinatos en América con capital en Buenos Aires, lo que posibilitó al mismo tiempo la expansión mercantil porteña y la llegada de numerosos comerciantes de origen español a la región, como fue el caso del andaluz Diego Casero (en adelante Caseros) quien en 1781 compró una suerte de tierras a unos 20 kilómetros del centro de la ciudad, para edificar allí su chacra y, siete años mas tarde, el famoso palomar (1788), el cual se convertiría en el epicentro de la batalla librada el 3 de febrero de 1852, en la cual el “Ejército Grande” comandado por el caudillo entrerriano Justo José de Urquiza derrotó a las fuerzas del gobernador bonaerense Juan Manuel de Rosas, abriendo de este modo las sendas para la conformación del Estado Nacional argentino…
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