“¿FACTOR DE CAMBIO EN LA ARGENTINA FINISECULAR?”, POR MARÍA SÁENZ QUESADA
Perfil – El fallecimiento de Carlos Saúl Menem, el 14 de febrero, cierra el ciclo vital de los presidentes de la restauración de la democracia en el siglo XX, junto con Raúl Alfonsín (2009), y Fernando de la Rúa (2019). Los tres encarnaron en su estilo de vida y en sus respectivos gobiernos, a las fuerzas políticas nacionales que predominaron en el siglo pasado, radicales y peronistas, y que todavía siguen vigentes.
Menem murió en su ley, como senador nacional por la provincia riojana, alineado con el oficialismo. Su carrera política comenzó en 1973, cuando lo eligieron gobernador, un triunfo, que le valió años de cárcel durante la dictadura. Identificado con el caudillo Facundo Quiroga, patillas y poncho punzó, en modo no violento, sedujo nuevamente a sus comprovincianos, en 1983 y en 1987. Así logró desde ese rincón alejado del centro del poder, un amplio conocimiento público.
Fue aliado del alfonsinismo en sus tiempos de esplendor; consiguió entonces beneficios y recursos propios, todo un hito en su intención de que el poder en el PJ pasara de las manos de los sindicalistas a las de los gobernadores. Con el voto de los afiliados, consiguió la candidatura a presidente. Desde ese lugar, se mostró ajeno a la crisis de la hiperinflación y de los rebeldes carapintada que obligó a Alfonsín a acortar su mandato. Al “Menemóvil” de la “Campaña de la esperanza” subieron todos, pero el riojano se reservó la jefatura. Esa autoridad la ratificó a poco de asumir. Postergó la promesa de “salariazo”, comprendió la profundidad de la crisis del Estado de Bienestar, y presidió la Nación durante diez años. Ganó con el 48 % de los votos, en 1989 y fue reelecto con el 51 %, en 1995.
Menem asume la presidencia de manos de Alfonsín, el 8 de julio de 1989
¿Cuáles fueron los rasgos distintivos que le dieron esos triunfos? ¿Fue Menem un factor de cambio en la Argentina finisecular? Las privatizaciones de empresas públicas, YPF, las AFJP y las “relaciones carnales” con Washington así lo indican. No obstante, el modo de ejercer el poder mediante el dominio del territorio, el manejo clientelar del electorado y el avasallamiento de la justicia, dan testimonio de un modo de gobernar que permitió al peronismo mantener su hegemonía hasta ahora.
Rasgos propios de Menem, fueron la bonhomía, la capacidad de aceptar críticas y burlas sobre sus historias del corazón, sin perder la sonrisa. Delegaba. Estaba presente en los medios y en actividades públicas mientras sus colaboradores se ocupaban de las cuestiones de fondo. Seducía a “capitanes de la industria”, clases medias y villeros; porteños y provincianos; peronistas de siempre y conservadores de toda la vida; militares y montoneros (beneficiados por sucesivos indultos)…
MARÍA SÁENZ QUESADA,
historiadora y profesora de la Diplomatura en Cultura Argentina
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