“‘ESPERANDO LA CARROZA’: ASÍ FUE LA INCREÍBLE FILMACIÓN DE LA PELÍCULA ARGENTINA MÁS RECORDADA”, por Pablo Mascareño
La Nación – Jacobo Langsner murió el pasado lunes 10 de agosto a la madrugada. Ventajas de los literatos, su obra lo trascenderá. Había nacido en Rumania en 1927, pero la migración familiar lo llevó a Uruguay desde muy chico. Ya adulto, desarrolló su oficio de escribir en ambas orillas del Río de la Plata.
Esperando la carroza, aquella pieza teatral de 1962 que estrenó en Montevideo bajo la órbita de la Comedia Nacional, acaso sea su texto más recordado. Su adaptación cinematográfica en nuestro país, dirigida por Alejandro Doria, hoy puede leerse como un acontecimiento social. Un fenómeno de masas que se hereda de generación en generación. Su rodaje, sembrado de anécdotas, estuvo atravesado por el clima festivo durante seis semanas entre marzo y abril de 1985. Y muchos de sus diálogos pasaron a la posteridad.
-Qué miseria che, qué miseria. ¿Sabés lo que tenían para comer?
-Empanadas.
-Tres, me partieron el alma. Tres empanadas que les sobraron de ayer para dos personas. Dios mío, qué poco se puede hacer por la gente.
La reflexión de Antonio, mientras saboreaba una de las tres empanadas de su hermana relegada de todo bienestar, define la idiosincrasia de los Musicardi. Cuando Luis Brandoni, junto con el director y la productora Diana Frey, decidió visitar el cine Boedo, para testear en persona la marcha del material estrenado pocos días atrás, fue recibido por los acomodadores con el latiguillo “tres empanadas”. Todo un termómetro de lo que generaría la película, aunque en algunas salas la quisieron levantar en la segunda semana de exhibición para reemplazarla por tanques internacionales.
Aquellas peripecias de una familia, que hoy el lugar común definiría simplificadamente como “disfuncional”, ahondaron en la hipocresía de cierta clase media deshumanizada. “Escribo sobre ese sector social al que pertenezco”, reconoció, alguna vez, Langsner. La posible muerte de la matriarca expuso en blanco sobre negro las miserias de los Musicardi y sus familiares políticos. “En Esperando la carroza, Langsner muestra la pequeñez humana, pero no lo hace desde un lugar de rechazo, sino desde el humor y con ternura, como diciendo: ´Mirá lo que somos, fijémonos si lo podemos cambiar´. De eso se trata”, dice Betiana Blum a La Nación. La actriz fue una de las protagonistas del film junto a China Zorrilla, Antonio Gasalla, Luis Brandoni, Mónica Villa, Julio de Grazia, Juan Manuel y Andrea Tenuta, Enrique Pinti, Lidia Catalano, Cecilia Rossetto, Darío Grandinetti, y Clotilde Borella. Un seleccionado perfecto que jugó su partido de la mejor forma…
PABLO MASCAREÑO,
profesor de nuestra Diplomatura en Cultura Argentina
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