Caá Yarí: La yerba mate
* Por Carlos A. Ruiz
El 30 de noviembre se celebró el “Día Nacional del Mate”, en conmemoración del nacimiento de Andrés Guacurarí y Artigas[1], también conocido como “Andresito”. “Andresito”, ahijado de Artigas, fue el primer gobernador indígena en estas tierras, luego de la llegada de los españoles. Nació el 30 de noviembre del año 1778 (presumiblemente), y llegó a ser comandante general de la provincia de Misiones, entre 1811 y 1821. Fomentó la producción y distribución de la yerba mate. Algunas suposiciones lo dan por nacido en São Borja, Río Grande do Sul, Brasil, o bien en Santo Tomé, Corrientes, frente a la anterior.
La fecha fue establecida por el Congreso de la Nación, por Ley Nº 27.117, sancionada el 17 de diciembre de 2014 y promulgada el 20 de enero de 2015.
Para los argentinos, el mate es mucho más que una infusión: es gesto de amistad, sinónimo de encuentro y compañía en la soledad.
El hábito de “matear” es previo a la colonización. Algunas noticias de aquella época dan cuenta de que fueron los guaraníes quienes introdujeron en esta práctica al europeo. En aquel entonces, la hoja de yerba mate (ilex paraguariensis) tenía un gran valor.
En estado silvestre, este árbol alcanza una altura entre 12 y 16 metros. Para poder realizar la cosecha de sus hojas, las plantas son podadas a una altura de unos 3 metros aproximadamente. La cosecha se realiza en forma manual, comienza en abril o mayo y se extiende hasta septiembre. Después de la cosecha, el árbol se regenera y produce más hojas.
Los argentinos tomamos en promedio unos cien litros de mate por año.[2] La cantidad triplica la del vino y la cerveza y duplica a la de gaseosas. La mateína tiene propiedades energizantes. Es un alcaloide que estimula el sistema nervioso central, produce sensación de bienestar, brinda lucidez intelectual y aumenta la concentración. A su vez, cada mate que tomamos es nutritivo.
“Además de ser un diurético suave, aporta vitaminas A, B1, B2, B3, B5, B6, C y E y 15 aminoácidos”. En cuanto a los minerales presentes, la yerba tiene fósforo, sodio, magnesio, potasio, calcio y hierro. Y un beneficio más: reduce el colesterol. Las saponinas presentes en esta infusión disminuyen la cantidad de lipoproteínas de baja densidad que se encuentran en la sangre”.[3]
Dice Juan B. Ambrosetti:[4]
“… La yerba mate es reputada como árbol santo, su madera es buscada para fabricar santitos, payés, etc., para ser buenos jinetes, y para otras cosas. Los indios Cainguáes tienen fama de tener adivinos. Estos toman la yerba canchada, la ciernen con un cedazo, la colocan sobre un banco y la queman, mientras que, cubiertos con un gran lienzo, aspiran el humo; así empiezan a hablar, prediciendo el porvenir. Para esta operación es menester que el día sea sereno y haya buen sol.”
En la literatura abundan las referencias a esta ya característica bebida.
Nos refiere al mate Manuel Mujica Láinez:[5]
“…esa noche el calor agobia a Su Señoría. Ambula por su paseo del Fuerte, desde el cual observa a las mujeres que han bajado a bañarse en el río, flotantes las camisas largas. A su lado, Felipe Medrano sorbe ruidosamente una calabaza de yerba del Paraguay. El vicio ha cundido entre los españoles…”
No podía omitir el mate José Hernández, en su Martín Fierro:
“Era un amigo del jefe
Que con un boliche estaba;
Yerba y tabaco nos daba
Por la pluma de avestruz,
Y hasta le hacía ver la luz
Al que un cuero le llevaba”.
También Ricardo Güiraldes, en Don Segundo Sombra, describe las costumbres del gaucho con el mate:
“…En torno al fogón, casi apagado, concluía de matear la peonada y ligué tres amargos que me despertaron un tanto”.
Más adelante:
“…Debía ser ya cerca de medio día, cuando oímos unas espuelas rascar los ladrillos de afuera. La voz de Valerio saludó a alguien, invitándolo a que pasara a tomar unos mates. Curiosamente me asomé, viendo al mismo don Segundo Sombra.
-A ver pues, muchacho, traite un mate y cebale a don Segundo.
-¿Este?
-No. Ese es de Gualberto que’es medio mañero. Agarrá aquel otro sobre la mesa.
Encantado puse una pava al fuego, activé las brazas y llené el poronguito en la yerbera.
-¿Dulce o amargo?
-Como caiga.
-Dulce, entonces.
-Güeno”.
Infaltable compañero, el mate también servía para acompañar la comida: “…Como la noche anterior, comimos y mateamos en silencio…”
En lengua guaraní se dice “caá”, que significa “yerba”, pero también significa “planta” y “selva”. Para el guaraní, el árbol de la yerba es el árbol por excelencia. Tomar sus hojas es beber la selva misma.
Existen varias leyendas sobre el origen de la costumbre de utilizar esta planta para la conocida infusión que la gran mayoría de los argentinos saborea diariamente.
Una de ellas nos cuenta:[6]
“Hace mucho tiempo, una tribu nómada decidió dejar la región que habitaba desde antaño. Sin embargo, un anciano no se sintió con la energía suficiente para seguir a su gente. Entonces la tribu dejó a Yar, tal era el nombre del anciano, en la compañía de su hija Yarí, que se negó a abandonarlo. El anciano construyó un refugio primitivo con sus propias manos, y ambos continuaron con su acostumbrado modo de vida en medio de ese entorno salvaje y primigenio. Un día, al anochecer, apareció un extraño ser. El color de su piel era raro y también su vestimenta, en relación a lo que estaban acostumbrados. A pesar de ello, padre e hija lo trataron con deferencia, ofreciéndole su hospitalidad desinteresada y los mejores alimentos que tenían en su humilde morada.
Ocurrió que el extraño era el mismísimo “Tupá”, el dios bueno, que quería conferirles un presente milagroso y permanente. El poder mágico del presente permitiría contar siempre con los medios para recibir y atender a sus visitantes; así como también les ayudaría a mitigar el largo período de aislamiento. Así hizo que una nueva planta creciera en la selva, y luego les enseñó a preparar una bebida tónica y estimulante que pasaría a ser, con el tiempo un símbolo de bienvenida para los huéspedes de la casa. Ungió a la bella Yarí como diosa protectora (Caa Yarí) y a su anciano padre, como su custodio.”
Juan B. Ambrosetti[7] nos cuenta la versión “cristianizada” del origen de la planta de yerba mate:
“… Dios, acompañado por San Juan y San Pedro, bajó a la tierra y se puso a viajar. Un día, después de una jomada penosa, llegaron a la casa de un viejito, padre de una hija joven y bella, a quien quería tanto que para que se conservara siempre inocente fue a vivir con ella y su mujer en medio de un bosque espeso, en donde aún no había penetrado hombre alguno.
El viejito era sumamente pobre; pero, a pesar de eso, tratándose de forasteros, los hospedó lo mejor que pudo, y mató en su obsequio la única gallina que tenía y se la sirvió de cena. Al ver esta acción, y cuando quedaron solos, Dios preguntó a San Pedro y San Juan qué harían ellos en su lugar, a lo que contestaron ambos que premiarían largamente al viejito.
Dios, entonces, lo hizo llamar, y le dijo estas palabras: “Tú que eres pobre has sido generoso; yo te premiaré por esto. Tú posees una hija que es pura e inocente y a quien quieres mucho; yo la haré inmortal, para que jamás desaparezca de la tierra Y Dios la transformó en la planta de la yerba mate, y desde entonces la yerba existe, y aunque se corte vuelve a brotar.”
Otra versión indica que Dios, en vez de transformar a la joven en yerba, la hizo “Dueña de la yerba“, y que ella aún supervisa los yerbales, prodigando sus favores a aquellos que hacen un pacto con ella. El minero[8] que quiere hacer un pacto con Caá Yarí, espera la Semana Santa, y si está cerca de un pueblo, ingresa a la iglesia y promete formalmente que vivirá siempre en los montes, que se amigará con ella y jura al mismo tiempo que no tendrá trato alguno con ninguna otra mujer.
“… hecho ese voto, se encamina al monte, depositando en una mata de yerba un papel con su nombre y la hora en que volverá para encontrarse con ella. El día de la cita, el minero debe tener gran presencia de ánimo, pues la Caá Yarí, para probar su valor, lanzará sobre él víboras, sapos, fieras y otros animales propios del monte, sin otro objeto que el de probarlo. En recompensa de su serenidad, se aparece Caá yarí, joven y hermosa.”[9]
El pacto con Caá Yarí tiene la ventaja de que cuando el minero va a cortar yerba, cae en un dulce sueño, durante el cual la “Dueña de la yerba mate”, la Caá Yarí, le prepara el paquete de yerba, lo acompaña al despertar y lo ayuda a sostenerlo por detrás hasta llegar a la balanza.
También es menester no traicionar a la Caá Yarí con otra mujer. Cuando algún minero muere en los yerbales de cualquier enfermedad, si ha sido de carácter reservado, el rumor no tarda en extenderse: seguro traicionó a la Caá Yarí y ella se vengó.
Berta Elena Vidal de Battini[10], toma de la provincia de Misiones su cuento Nº 1546: “…cuentan los peones que no sirve cortar, ni quebrar, ni cortar yerba a la hora de la oración, porque se les aparece un fantasma en forma de una mujer alta, muy linda. Los que la han visto una vez, no vuelven a trabajar en los yerbales a esa hora. Después de la cena pueden continuar su labor porque ya el fantasma no es visible. Por eso los peones trabajan en gran cantidad en horas de la madrugada, pero no a la puesta del sol. Matilde A. Mayas. Picada Sueca. Candelaria. Misiones.1952. La narradora es maestra de escuela.”
Indudablemente, la más pintoresca de las leyendas es aquella que, similar a las anteriores, agrega la presencia de otros seres sobrenaturales, tales como Yasí y Araí. Nos cuenta que Yasí, la luna, con mucha curiosidad por conocer los bosques que Tupá (la deidad suprema de los guaraníes) les había otorgado, llamó a su amiga Araí, la nube rosada, y le propuso bajar a la tierra.
Miraban ambas entusiasmadas los árboles, las hojas, escuchaban el rumor del agua al correr en los arroyos, las ramas al mecerse con el viento. Al ver una vieja y semiderruida choza, decidieron acercarse para descansar un poco, dado que a pesar de que eran habitantes celestiales, sentían el cansancio de la larga caminata, por haber tomado la forma de dos jovencitas.
Súbitamente, sus finos oídos percibieron un ligero ruido: el que hacía una rama al quebrarse bajo el peso de un cauteloso yaguareté, que las estaba acechando. En ese instante, una flecha lanzada por un cazador que venía siguiendo a la fiera, fue a clavarse en el costado del animal, quien, furioso, se volvió olvidando su presa, para defenderse de ese ataque.
Una nueva flecha mató al yaguareté, que quedó tendido de lado.
La hospitalidad del cazador fue rápidamente aceptada por Yasí y Araí, de manera que lo siguieron hasta su pobre choza, donde conocieron a su mujer y a su hija, quienes convidaron a las jóvenes con lo poco que tenían para alimentarse.
Aquí la leyenda se mezcla con las relatadas anteriormente; se repiten los motivos de la pareja para vivir aislada junto a su hija en el medio de la selva. El final es el mismo, la conversión de la jovencita (la hija de la pareja de guaraníes) en la planta de la yerba mate. Una versión similar a esta es relatada por Roberto Rosapini Reynolds.[11]
Todo este antecedente sobre la yerba mate, nos lleva a la conocida infusión, que fuera utilizada originariamente por los indios guaraníes, como se dijo al principio de estas páginas. De sabor amargo, debido a los taninos de las hojas de la yerba, algunos prefieren el mate con azúcar, miel o edulcorante. Tiene también un dejo de acidez, por lo cual algunos le agregan menta, cedrón, boldo, tilo y muchas otras hierbas, que varían según la geografía.
El recipiente o calabacita utilizado para cebarlo es llamado “caiguá”. Este vocablo resulta de la unión de tres palabras guaraníes: “Caá”, la yerba, “i”, el agua, y “guá”, el recipiente. O sea, “el recipiente para el agua de la yerba”[12].
La palabra “mate” deriva del quechua, “mati”, que significa calabaza (lagenaria vulgaris).
El nombre guaraní de la bombilla es tacuapí, que es el nombre vulgar del vegetal (Merostachiis clausseniis), del que se extraía la cañita o junco con que se fabricaba originalmente la bombilla, que en el extremo que se introducía en la yerba tenía un cesto tejido de fibras vegetales que servía de filtro.
La pava también tiene su nombre guaraní: itacuguá. Está formado de las voces “i”, agua, “tacú”, caliente y guá recipiente, es decir “recipiente para el agua caliente”. Este recipiente no era de metal sino un cacharro de alfarería.
El mate constituyó un código de sociabilidad del pueblo guaraní hacia otras comunidades. Es una infusión típica compartida (además de Paraguay) con Brasil y Uruguay.
Compartir el mate es un típico símbolo de comunicación en el Río de la Plata y el litoral. Existe “el arte de cebar mate”, con infinidad de variantes en cada zona o sector en que esta costumbre se pone en práctica.
En tiempos de la colonia, las costumbres hacían muy complicadas las relaciones entre hombres y mujeres, máxime en ámbitos fuera de las ciudades o centros poblados. Una forma en que la mujer demostraba su interés hacia su pretendiente (lo supiera este o no) era la insinuación a través de los mates compartidos, donde el ingenio femenino le podía dar distintos significados, a saber:[13]
- Mate amargo: simboliza la fuerza, el valor y la vida.
- Mate dulce y espumoso: significa amistad, cariño.
- Mate muy dulce: si es cebado por una mujer al hombre, es muestra de amor y de interés en llegar al casamiento.
- Mate muy dulce y caliente: al igual que el anterior, si es cebado por la mujer al hombre, es muestra de amor, pasión.
- Mate lavado: menosprecio.
- Mate largo: desinterés.
- Mate corto: demuestra interés, “quiero verte más seguido”.
- Mate tapado: no te quiero ver más.
- Mate con canela: demuestra interés, “pienso en vos”.
- Mate con cáscara de naranja: significa “te esperaré”.
- mate con café: enojo perdonado.
- Mate con miel: casamiento.
- Mate con cedrón: acepto.
- Mate con limón: prefiero no verte más.
- Mate con té: indiferencia.
- Mate con leche: amistad, estima.
- Mate con azúcar quemada: simpatía.
Más común en el norte y en Paraguay, se encuentra el “tereré”, que es la infusión preparada con agua fría, a veces hasta helada.
Lo cierto es que frío, caliente, muy caliente o tibio, el mate es para los argentinos un símbolo. Una tradición, casi. Una costumbre social. El mate “te hace conversar si estás con alguien, y te hace pensar cuando estás solo“.
Según la revista española “Muy interesante”[14],
“…una de las mejores maneras de combatir el colesterol es consumir mate, de sabor amargo que, según han demostrado científicos de la Universidad de Illinois (EE UU), aumenta los niveles de colesterol “bueno” en cualquiera de sus 84 variedades conocidas. Y todo apunta a que sus beneficios se deben a un incremento en los niveles de la enzima paraoxonasa-1, que juega un papel cardioprotector, tal y como anunciaban los autores de la investigación en la revista Planta Medica.
Curiosamente, esta bebida también tiene un efecto devastador sobre las células causantes de cáncer de colon, que se suicidan (lo que se conoce como apoptosis) cuando se les añade el brebaje in vitro. En ese caso se debe al ácido cafeoilquinico, que daña el ADN y provoca que las células inicien un proceso de muerte inducida o apoptosis. El compuesto podría derivar en un remedio contra esta enfermedad, la primera causa de muerte por cáncer entre no fumadores”.
[1] www.telam.com.ar/notas/201611/171915 el 30 de noviembre se celebra el día nacional del mate.htm.
[2] Zanguitu, Gabriela, en: clarin.com
[3] Armendares, Josefina, en: clarin.com (CBSé).
[4] Ambrosetti, Juan Bautista, Supersticiones y Leyendas. Buenos Aires, Ediciones “La Cultura Argentina”, 1917.
[5] Mujica Lainez, Manuel, “El lobisón”.
[6] yerbamateargentina.org.ar
[7] Ambrosetti, Juan B., ob.cit.
[8] “Mineros”: peones que ingresan al monte a desgajar las plantas de yerba mate, operación denominada “trabajos de mina”.
[9] Ambrosetti, Juan B., ob. cit.
[10] Vidal de Battini, Berta Elena, Cuentos y leyendas populares de la Argentina. Buenos Aires, Secretaría de Cultura. Ministerio de Educación y Justicia, 1984, t. VII.
[11] Rosapini Reynolds, Roberto, Cuentos y Leyendas Argentinos. Buenos Aires, Continente, 1999.
[12] Estas definiciones han sido tomadas de https://salaamarilla2009.blogspot.com.ar
[13] conceptos tomados de https://salaamarilla2009.blogspot.com.ar
[14] http://www.muyinteresante.es/curiosidades/preguntas-respuestas/que-beneficios-tiene-para-la-salud-el-mate-que-beben-los-argentinos-751371038384