“Así vive el único habitante invernal de un pueblo a los pies de un volcán con temperaturas de –20 °C”, por LEANDRO VESCO


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“Así vive el único habitante invernal de un pueblo a los pies de un volcán con temperaturas de –20 °C”, por LEANDRO VESCO Compartí

La Nación, en Copahue (Neuquén) – “Soy el Yeti de Copahue” confiesa Nicolás Canter caminado con esquíes por la plaza de este pueblo sepultado por la nieve. Inaccesible y lejano, durante el invierno queda incomunicado con temperaturas extremas que bajan los 20 grados bajo cero y con Nicolás como único habitante. El contraste con el verano es enorme: esta villa tiene termas volcánicas humeantes que en verano usan 2500 turistas por día.

Nicolás vive a los pies del volcán Copahue, de 3000 metros de altura, activo y siempre amenazante. Cuando se queda sin alimentos esquía hacia Caviahue, el centro de esquí que queda a 20 kilómetros montaña abajo. “No me pesa la soledad, prefiero estar alejado del mundo”, dice.

¿Cómo vive el único habitante de Copahue? “Soy el custodio del volcán, siento su llamado y su energía”, dice Nicolás. Hace seis inviernos que se queda solo. A través de la casa de un vecino, tiene electricidad. Una garrafa de gas le permite cocinar comida caliente. Un cable de tendido eléctrico que llega desde Caviahue es la única conexión de todo el pueblo, hasta que llega el verano y se restablece el servicio y regresan los 220 habitantes. Desde el 1 de mayo al 1 de diciembre el pueblo “se cierra”. El Ente Provincial de Energía del Neuquén (EPEN) saca hasta las luminarias para que el frio no las destruya.

“Por la noche la oscuridad es total”, dice Canter. Hace treinta años que trabaja en las termas de Copahue, frente al refugio. Por el calor que emanan es el único lugar del pueblo en donde no hay nieve. Hace la temporada de verano y se queda en el invierno. “No me pesa la soledad, me gusta recorrer solo este pueblo que en verano está estallado de gente”, define. “Es como una Mar de Plata de Cocoon”, agrega.

Canter dice que suele acumularse hasta diez metros de nieve. Se moviliza con esquíes, raqueta y una tabla de snowboard. “No podés caminar, te hundís varios metros”, explica. Una vez cada quince días baja a Caviahue. “Me calzo la mochila y la lleno de yerba, arroz y si entra, un pollo”, agrega. Tiene un televisor, pero no lo mira. Radio, no llega ninguna. Hace un año tiene una conexión de internet, a veces se cae. La mejor opción es la VHF. Oye música. Por la intensa radiación solar, debe usar antiparras de nieve en forma permanente.

¿Qué hace todos los días? Tiene su rutina. Se encarga del mantenimiento de algunas casas. La nieve las deteriora. Sube hasta el volcán, esquía por el pueblo. “Soy el Intendente de Copahue”, bromea. “Es fácil: no tengo problemas, ni piquetes, ni inseguridad”, dice. “Me llevo muy bien conmigo, soy una buena compañía para mí”, confiesa. Después de hacer su recorrida por el pueblo, pasa por radio el dato de la nieve caída al Ente Provincial de Termas, quienes tienen a cargo el complejo termal que en verano atrae a miles de personas. Su principal aspiración es poder tener luz propia en su casa. El tendido es costoso, pero dice que consiguió el cable para la mitad del recorrido. Quizás el invierno que viene, se ilusiona. “Aunque lo que más uso es yerba”, agrega. El mate es su gran aliado…

 

LEANDRO VESCO,

escritor, periodista de cultura y turismo y profesor de la Diplomatura en Cultura Argentina

 

 

 

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