“Abel Posse (1934-2023). Al maestro con cariño”, por ROBERTO BOSCA
Por Roberto Bosca
Profesor y director académico del ICC – Instituto de Cultura
AL MAESTRO CON CARIÑO
ABEL POSSE (1934-2023)
To Sir, With Love es una conocida película británica protagonizada por Sidney Poitier cuyo título, que ha quedado como un paradigma de la cultura popular, es el que utilizamos para expresar nuestro profundo sentido de gratitud a Abel Posse, uno de los más grandes escritores argentinos de los tiempos contemporáneos.
Es evidente que nuestra relación intelectual y humana con Abel Posse no se puede resumir en un breve artículo, pero su escritura quiere dejar una constancia y un testimonio. Se trata de un sentir del que participan un gran número de personas, entre las que se cuentan no solamente alumnos y profesores del programa, sino también y sobre todo quienes constituimos nuestras vidas en torno a una tarea que se concreta en que el instituto de cultura sea hoy una fructuosa realidad.
Alfa y omega
¿El motivo de esta gratitud? Es muy fácil de comprender. Abel estuvo unido a nuestro centro universitario desde los prolegómenos de lo que poco después sería su instituto de cultura, hace ya casi quince años, pero también en las ultimidades literarias de su obra, como enseguida vamos a comprobar. Alfa y omega, principio y fin.
Abel fue uno de los profesores fundadores de la Diplomatura en Cultura Argentina, que tuvo un proceso de gestación en un ciclo de conferencias que se desarrollaría con singular éxito a lo largo del año 2009, preparando la celebración del bicentenario de la revolución maya. No es ciertamente una casualidad que Abel haya sido el primer protagonista del nuevo proyecto cultural.
En ese programa, que me gusta denominar la prehistoria de la Diplomatura, y del que participaron Roberto Cortés Conde, Vicente Massot, Pedro Barcia, Mariano Grondona y Orlando Ferrer, la primera sesión, que se realizó el miércoles 15 de abril y que inauguró el año académico del Centro Universitario de Estudios, estuvo a cargo de Abel Posse.
Esta imagen de Abel ilustraba el folleto donde se anunciaba la conferencia inaugural
El suyo fue por lo tanto el puntapié inicial de una historia que se extendería progresivamente durante los años posteriores y sobrepasaría la siguiente década fecundando la labor cultural del instituto hasta nuestros días.
Desde entonces, la presencia de Abel Posse en las múltiples actividades del Instituto de Cultura fue una constante a lo largo de todos estos fructuosos años, siempre acompañado de la cálida compañía de su esposa Sabine Langenheim, una mujer de categoría intelectual que ha sido una referencia fundamental también en su desarrollo cultural, especialmente por haberle introducido en la literatura y a la filosofía alemanas, que fueron tan importantes en el pensamiento del escritor.
Sabine en Tierra Santa donde Abel fue ministro plenipotenciario en la embajada en Tel Aviv
La fascinación del viaje
Como todos nuestros alumnos conocen, nos gusta referenciar a la Diplomatura como un viaje. El viaje es un lugar simbólico muy frecuentado por la literatura. Los libros de viajes son un verdadero género que atrae a un creciente número de lectores y muchos escritores han tenido una particular predilección por esa actitud itinerante. Es el caso de Sara Gallardo, cuyo libro Vivir de viaje acaba de aparecer como fruto de una selección de sus artículos periodísticos de Lucía de Leone. Su último relato se refiere a El Paraíso, la casa de Mujica Láinez en La Cumbre (Córdoba) donde próximamente tendremos un seminario de literatura sobre su obra.
Alfa y omega. La última obra escrita de Abel Posse con la que cerró su saga bibliográfica personal fue Vivir Venecia, un magnífico relato de memorias sobre su estancia en esa maravillosa ciudad, que presentó en nuestro auditorio el poeta Antonio Requeni. Un libro para leer y releer que nos regala el particular encanto narrativo de nuestro genial maestro. Como expresó entonces nuestro también profesor Requeni en su presentación, Venecia es en este libro algo más que un fascinante escenario, el suntuoso telón de fondo sobre el que se desarrolla el testimonio de un escritor sensible a su belleza.
Unas deliciosas memorias de lugares y personajes
Alfa y omega. Posteriormente, y ya en nuestros días, Posse fue también el puntapié inicial de El resurgir de la Argentina, la obra colectiva promovida por nuestro primer director fundador de la diplomatura, el no menos talentoso Pedro Luis Barcia.
El libro comienza con un ensayo de Abel Posse, seguramente su última obra escrita y publicada, donde sintetiza algunas de sus meditaciones sobre nuestro país que fueron para él algo así como una catarsis y motivo de un profundo dolor, pero un dolor de amor. Como Abel ya había enfermado cuando poco tiempo atrás la presentamos en nuestro auditorio, hube de asumir entonces su representación, glosando algunas de sus ideas fundamentales.
La pasión por la patria
Me gusta finalizar estas reflexiones sobre nuestro querido Abel con sus propias palabras que me parecen constituyen una conclusión de ese amor sufriente por la patria que le consumió y que constituye algo así como el alma de una parte importante de su obra escrita. Comienzan con una cita de Emile Cioran, el filósofo rumano de quien recibió una amistad y una profunda influencia: “Las naciones sin orgullo ni viven ni mueren. Su existencia es insular e inútil. Solo la pasión podría arrancarlas de su monótono destino”.
Posse remata este texto de su admirado contertulio intelectual con unos conceptos propios, transmisores de un mensaje que retrata su genio y figura de una manera esencial, y donde late el signo de una identidad en la pasión por la patria irredenta: “Ojalá caigamos otra vez en la pasión de existir, de ser nosotros. Aquel coraje de mayo y de julio nos había llevado a ser uno de los diez países mayores. Hoy estamos en la otra punta de la lista. Necesitamos más que ser. Necesitamos la pasión de renacer. El coraje perdido, el olvido de Patria”. Fin de cita, hasta aquí Abel. Ahora, nosotros, por eso hoy todos le damos el presente en su última clase, la definitiva.
Abel con Borges durante su estancia veneciana
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