PERDIÓ A SUS HERMANOS POR LA VIOLENCIA DE LOS 70 PERO ELIGIÓ PERDONAR A MONTONEROS Y A MILITARES
Entrevista a María Cristina Cabaelos,
abogada y profesora de la Diplomatura en Cultura Argentina
Cristina Cacabelos dialoga con todos, visita a militares presos y promueve el perdón: “Hubo un solo demonio, la violencia. Los 70 son una llaga abierta que no supimos cerrar como hicieron nuestros vecinos. No quiero dejar a mis nietos una mochila que no les pertenece”
Claudia Peiró, en Infobae – Primero tuvo que perdonar a su hermana mayor, que en los 70 optó por la lucha armada y a la que ningún esfuerzo de su familia -muy católica- pudo disuadir; peor aún, ella logró reclutar a sus dos hermanos más pequeños, adolescentes. La familia quedó diezmada. Pero Cristina Cacabelos eligió perdonar: “Eso me hizo sentir muy libre, muy en paz y muy serena”.
Ese perdón se hizo luego extensivo a los militares que secuestraron y desaparecieron a sus dos hermanos menores, José, de 18, y Cecilia, de 16. Esperanza Cacabelos, su hermana mayor, murió en un enfrentamiento.
En el texto se alude a “la razonable posibilidad de que pudieran obtenerse informaciones sobre el destino dado a los restos” de algunas víctimas y “sobre la identidad de niños apropiados durante el cautiverio de sus madres”. “Otros países que también sufrieron la crueldad de luchas internas supieron crear instituciones que les permitieran blanquear las informaciones y lograr una interpretación veraz de realidades pasadas, e ir sanando sus heridas, creando condiciones superadoras de sus errores históricos”, dice la Carta.
Esa es la misión que Cristina encarna desde hace más de diez años, la de emprender un camino de diálogo y escucha que “nos permita reconstruir la fraternidad entre los argentinos, volver a reconocernos como hermanos”, como lo define en esta descarnada charla con Infobae.
[…] La iniciativa de esta carta abierta y el trabajo de filigrana, persona a persona, que viene desarrollando Cacabelos demuestran que existen argentinos que no comulgan con el sectarismo de muchos grupos de derechos humanos que han pasado del reclamo de verdad y justicia a la reivindicación acrítica de la violencia de un sector, en otras palabras, a la defensa de quienes no depusieron las armas en democracia y contribuyeron así al derrocamiento del gobierno constitucional.
— Cristina, venís de una familia que ha perdido a tres de sus miembros por la violencia de los 70. Una hermana murió en un enfrentamiento y otros dos hermanos están desaparecidos, y sin embargo mantenés diálogo con algunos represores presos. ¿Cómo y por qué llegaste a eso?
— A esa situación llegué pasando por una etapa primaria que fue haber perdonado a quien en realidad comenzó la destrucción de la familia cuando tomó las armas, mi hermana mayor, Esperanza. Ella ya estaba armada, después conoce a (su marido) un militante de la Juventud Peronista de izquierda, montonera, y ellos estaban armados. Al ver que ella mutaba su ideología y se ponía cada vez más consistente, papá intentó por todos los medios hacerla razonar, hacerle ver que se estaba dejando llevar por una ideología que no tenía bases sustentables. Somos una familia católica. Mamá rezaba, y guardaba silencio. Yo también intenté hablar con ella más de una vez, sobre todo cuando observé que además empezaba a involucrar a los dos más chicos…
Si querés recibir el Boletín Digital del Instituto de Cultura
en tu correo electrónico, completá el siguiente formulario: