NUEVA CULTURA: VIAJERO
Invitamos a poetas, escritores y artistas plásticos a que nos envíen una de sus creaciones para ser publicada en nuestra revista digital. En esta ocasión publicamos a un joven argentino, viajero por el mundo.
Abandonar para ganar
El viajero, el aventurero, ese que abandona la sociedad en la que se encuentra para pertenecer a una sociedad mucho más grande. Una sociedad compuesta de muchas sociedades a la vez. La palabra “abandonar”, que muchas veces le encontramos un significado negativo, hoy está llamada a marcar una diferencia en todos nosotros, individuos, que formamos la sociedad en la que vivimos.
Nuestra vida está marcada por abandonos que tenemos que superar para alcanzar nuestra individualidad como seres humanos: Empezando por abandonar el seno materno al nacer, pasando por abandonar nuestra comodidad en el hogar para adentrarnos en el colegio, para luego abandonarlo, dejarlo atrás y adentrarnos en el mundo de los estudios superiores o trabajos correspondientes. Pero hay algo en nuestro ADN como sociedad que está mal configurado, que nos lleva a alejarnos de nuestra individualidad y nos acentúa como bloques, como equipos, como bandos.
Y así, habiendo abandonado la comodidad y la cercanía de mi hogar para adentrarme en un viaje, sin (pronto) retorno, por Nueva Zelanda y Australia, conociendo nuevas culturas y su gente es que puedo notar más fácilmente la incapacidad que poseemos los argentinos de abandonar la dualidad del River y Boca, del actual Kirchnerismo o Macrismo, la inexistencia de los grises, el desear el fracaso del otro aunque nadie sea el vencedor. Fue algo sorprendente ver desde mi perspectiva, fuera del país, las grandes y masificadas marchas a favor y en contra de la ley de la interrupción voluntaria del embarazo, los integrantes de dichas marchas acusándose unos a otros de asesinos (de bebés o de madres conflictuadas) y al día siguiente de la votación en el senado, el país en silencio, los medios, los periodistas, las redes sociales. Silencio paralizante al respecto. A lo lejos tal vez, se vislumbraba algún festejo o alguna queja, pero ya no había nada por lo que combatir entre unos y otros. Ya había un resultado y la falta de conflicto entre los dos bandos hizo que todo, mágicamente, ya no tuviera la importancia de antes. Hasta que aparezca algo más por lo que enemistarnos.
Está demostrado que lograr soltar lo que nos ata, lo que nos deja estáticos es crecer un poco. Dejar de vivir de las experiencias de otros para empezar a comprobar las cosas por uno mismo. Dejar de repetir tantas frases hechas y empezar a hacer las frases. El pensamiento en bloque nos está arruinando como seres individuales, como seres pensantes y formadores de la realidad que nos rodea.
Hace unos días le pregunté a mi sobrino de 18 años si le interesaba ingresar en política, ser parte de una nueva generación que intentara cambiar los preceptos impuestos por las viejas políticas que venimos arrastrando desde hace décadas y que no logramos abandonar. Su respuesta fue que entrar en política va en contra de todos sus ideales, que aún estaba interesado en mantenerlos. Y remató con lo siguiente: “De más grande puede ser, tengo entendido que es más difícil seguir con los ideales”.
Es a ellos a quienes estamos dejando atrás y es por esto que hay que estar muy atentos y saber cuáles son las cosas que tenemos que abandonar para crecer. Porque abandonar no es sinónimo de desistir, en este caso es sinónimo de dejar entrar al otro, de escucharlo y por más que sus ideas sean contrarias, saber que siempre va a haber un punto en común, aunque sea en lo más profundo. Abandonar aquello que abrazamos por puro orgullo y sacar a la luz ese punto en común para volver a tejer una realidad que nos beneficie y así nos permita lograr el mejor camino para todos. Porque de abandonar los prejuicios y reinventarse es que se trata un poco esto de viajar.
Bienvenidos…
Para conocer más de este viajero: