Reseña:”Incendio de ideas. Lo que el siglo XXI tiene para aprender del siglo XX” de Marcos Aguinis
Incendio de ideas. Lo que el siglo XXI tiene para aprender del siglo XX
Marcos Aguinis
Buenos Aires, Sudamericana, 2017
En los últimos años Aguinis ha profundizado su oficio intelectual en un terreno tan controversial como el del compromiso del escritor, y en esta tarea ha sabido sortear los carriles ideológicos, tan cómodos como inconvenientes a la hora de leer la realidad. De ahí que en esta nueva entrega de pequeños ensayos se interna -una vez más- sin miedos, en el tratamiento de la realidad de su patria y de su tiempo.
Nuestro autor transita con idéntica agilidad tanto el ensayo como la novela. Pero después de su último libro, que discurrió por el andarivel autobiográfico, la propuesta editorial de este lúcido intelectual argentino consiste ahora en invitarnos a ejercer el oficio del pensar. Como sólo él nos tiene acostumbrados, lo hace con valentía y desprejuiciadamente. La temática abordada en esta ocasión no es ya solo el país sino el mundo.
El volumen reúne tres partes: en primer término se trata de “Pensar el mundo”, después “Los escritores y el fuego de la historia”, y finalmente, “El inconsciente, la realidad y la llama de la creación”.
Aguinis recoge aquí una selección de sus artículos aparecidos en distintos medios periodísticos y académicos. Sus textos estimulan el pensar porque -fiel a ese estilo que constituye uno de sus rasgos más distintivos- a menudo ellos contradicen los estándares dominantes.
Para dar un ejemplo, nos sorprende esta vez con un alegato que rompe una lanza a favor o en elogio de la clase media. Un segmento preferido para practicar tiro al blanco por parte del estamento intelectual es reivindicado así por el autor, que ha decidido una vez más ir contra la corriente.
Aparece de este modo una clase media que no tiene solamente defectos, como parecería entenderse en esa demolición. Es tiempo de enaltecer sus virtudes, reflexiona el escritor, recordando valores de la pequeña burguesía que la distinguen, como su obsesión por el estudio, la tenacidad, el orden y la honestidad. Haberlas olvidado tras ese furor iconoclasta podría ser una de las claves de nuestra decadencia.
On ne tue points les idées. Las ideas no se degüellan, tradujo al criollo Sarmiento como un grito de libertad de pensamiento y de expresión ante la pretensión autoritaria. Sí, las ideas han complicado siempre la existencia por su potencial incendiario. El incendio de las ideas es la vida del mundo.
RB