Las grandes aguas y la fatiga cósmica 


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Las grandes aguas y la fatiga cósmica  Compartí

* Por Carlos Martínez Sarasola 

Detrás de las cíclicas inundaciones que azotan a muchas zonas del territorio argentino y del planeta resuenan los relatos fundantes de las cosmovisiones indígenas. ¿Está el hombre escuchando esos mensajes?

Las grandes inundaciones 

En los inicios de este año los distintos medios de comunicación informaban que debido a las intensas lluvias, los ríos Iguazú y Paraná habían crecido de tal manera que provocaron graves inundaciones en las provincias de Misiones, Corrientes, Chaco y Entre Ríos. Luego el punto crítico se trasladó al río Paraguay, en Formosa, y al Uruguay, en Misiones. Se contabilizaron varias muertes y algo más de 30 mil personas evacuadas, con la angustiosa destrucción de sus hogares y graves pérdidas en todos los órdenes.

Más allá de las razones estrictamente naturales, como la presencia innegable de la Corriente del Niño, muchos especialistas, ONGs y distintas voces que se alzaron desde ámbitos académicos y de investigación, coincidieron en que los desmontes, los desmedidos cultivos de soja, la destrucción de humedales y la construcción irracional de represas fueron y son también las causas de estas gigantescas inundaciones.

Sergio Alvez (revista “Superficie”, Misiones) sostiene  que “detrás de estas inundaciones está también la influencia -indiscutible a esta altura- del modelo productivo”. En las nacientes del río en Brasil y también en Misiones se arrasó con el monte. Esto tiene que ver “con el modelo de sojización que fue reemplazando la selva, que tenía un suelo apto para el escurrimiento y el drenaje del agua” explica. En Brasil -agrega- “en los últimos años se ha incrementado notoriamente todo lo que tiene que ver con los desmontes para las plantaciones de soja”. Destacó que algo similar ocurre en Misiones “pero con otra finalidad”, que es la “plantación de pinos para abastecer a la industria pastera”, ya que en la provincia funcionan dos plantas de procesamiento de celulosa. Pero no sólo el avance de la frontera agrícola fue un factor determinante para explicar el por qué de estas inundaciones, también “la cantidad de represas que hay sobre el Río Uruguay, especialmente en Brasil, agrava la situación porque el agua acumulada de repente se ve lanzada cuando abren las compuertas”, comentó.

“Si no se toma en serio el proceso de cambio climático y si se continúa con la expansión de la frontera agrícola, los escenarios catastróficos serán aún más incontenibles”, alertó Jorge Daneri, de la ONG M’Biguá, y agrega que “Entre Ríos apostó en los últimos 20 años al modelo sojero y simplificador del uso de la tierra, devastador de la diversidad biológica, en montes y ríos, con un claro impacto hídrico”. Daneri también coincide en que los proyectos hidroeléctricos y la falta de protección a los humedales que actúan como reguladores, coadyuvan a desatar la furia de las aguas.

Por su parte Federico Kopta, biólogo del Foro Ambiental de Córdoba, cuestionó que se apele a la “alternativa más fácil de echarle la culpa a las lluvias”; coincide en los factores ya mencionados, especialmente los desmontes y la implantación de cultivos.

Otro factor humano determinante es la ocupación de lugares inundables: “si no existen obras de prevención, el agua volverá a buscar el lugar que le pertenece. Y si allí hay ciudades, volverán a ser inundadas”, advirtió Kopta. Esta última reflexión es interesante, teniendo en cuenta que la región del Chaco, por lo que hoy sabemos, fue habitada hace unos cinco a siete mil años, lo que antes hubiera sido imposible porque toda esa vasta zona era un enorme mar.

Hernán Giardini, de Greenpeace Argentina, afirmó que la deforestación es una de las principales causas de las inundaciones: “los bosques son nuestra esponja natural y paraguas protector. Cuando perdemos bosques nos volvemos más vulnerables ante las intensas lluvias y corremos serios riesgos de inundaciones”, señaló.

Recordó en este sentido que en los últimos siete años se deforestaron dos millones de hectáreas. “La situación actual de la Selva Paranaense o Selva Misionera, atravesada por los ríos Uruguay, Paraná e Iguazú, es realmente crítica; sólo queda un 7 % de la superficie original de bosques, mientras que en Paraguay y Brasil ha sido prácticamente destruida”, aseguró.

Todas estas muy fundamentadas consideraciones son también las verdaderas razones de las catástrofes a las que hemos asistido en el verano pasado  y a las que sin dudas seguiremos asistiendo. Y llegados a este punto me pregunto: ¿tienen los pueblos indígenas algo que decir al respecto?

Mitos de origen y relatos proféticos

La Tierra, nuestro hogar, está llegando a un punto de fragilidad inédita en su historia, devastada y amenazada al extremo por un sistema global que aún no ha tomado debida nota de la crisis. Y esta parte del mundo -en este caso el Litoral- no es la excepción.

Mientras en cada vez mayor número de personas crece la toma de conciencia acerca de la crisis terminal de la Tierra, muchos pueblos indígenas, desde tiempos inmemoriales, atesoran en sus cosmovisiones una idea muy similar. Una perspectiva del Tiempo conformado por una sucesión de Eras o Edades que terminaban abruptamente, generalmente por causa de algún cataclismo, estuvo muy difundida en las culturas originarias de Mesoamérica, los Andes Centrales y las de la región del Chaco, entre otras. El ciclo destrucción-regeneración que incluían estas Edades, implicaba que una generación de hombres moría para dar origen a la siguiente.

Entre los aztecas o mexica y según el Códice Vaticano, la Primera Edad es la Blanca (Atonatiuh o Sol de Agua), destruida por un diluvio, la humanidad convertida en peces y solo una pareja salvada. Para los mayas quiché y según “El libro de los libros de Chilam Balam” también la Primera Edad es destruida por el diluvio y el hundimiento del Cielo e incluso se plantea la Quinta Edad que finalizará luego de una lluvia torrencial e interminable.

Los incas, de acuerdo con la crónica de la “Cuenta Larga”, de Fernando de Montesinos, sostenían que la Primera Edad había sido destruida por la inundación, anunciada por la aparición en el cielo de cometas en forma de jaguares y serpientes.

En los mitos de origen de otros pueblos, como los mapuche, la noción de una lucha acuática entre las Serpientes Primordiales dio lugar al origen del hombre tal cual lo conocemos, y por otro lado, a la desaparición de una estirpe anterior, que pereció ahogada fruto de aquella lucha de serpientes.

Entre los guaraníes de la selva, el Mito de la Tierra sin Mal parece estar asociado a una búsqueda del hombre por eludir la destrucción de la Tierra. Ellos tienen la idea de la “Fatiga Cósmica”, la noción de que la Tierra está cansada de vivir y que por eso llegará su destrucción. Muchas de las migraciones de estos pueblos es probable que se hayan realizado en busca de ese lugar que está en este mundo y al mismo tiempo fuera de él, y en el cual el hombre podrá finalmente salvarse. Algunos relatos dan cuenta de que los hombres y mujeres danzaban para acelerar la destrucción de la Tierra…

A la luz de lo que está sucediendo en el actual momento evolutivo del planeta y de la vida que él alberga, creo que podemos preguntarnos si estos relatos fundantes de los pueblos indígenas son realmente mitos de origen o profecías… Quizás sean ambas cosas simultáneamente.

En todo caso, sí podemos afirmar que en nuestros días, por primera vez en la historia de la especie humana, esta tiene la posibilidad concreta no solo de autoaniquilarse sino de convertir en inhabitable su hogar, y son los pueblos originarios los que presentan la alternativa de un camino que privilegia desde el principio esencial del respeto por la Madre Tierra, una visión del mundo más humanizada y espiritual, que es la posibilidad de frenar la carrera de destrucción en que estamos embarcados.

Ellos guardan el secreto de cómo cuidar a la Madre Tierra. Conservan los principios fundamentales de cómo respetarla. Son los guardianes que enseñan cómo estar en equilibrio con ella y con todos los seres vivientes, sin provocar daños. Son los custodios de estos sabios mensajes que ya son para todos los seres humanos. ¿Sabremos escucharlos?

Fuentes:

– “Soja y represas: estas inundaciones no son catástrofes naturales, sino el resultado del modelo productivo”, por Sergio Alvez, en: Noticias Periodismo Popular.

http://notas.org.ar

http://www.ecoportal.net/Eco2

– “La mano humana tras el agua”, por Darío Aranda, en: “Página/12”.

– “El darse vuelta la Tierra”, por Martínez Sarasola, en: De manera sagrada y en celebración, 2010.

– “El enojo de las Aguas primordiales”, en: El Orejiverde, 2/1/2016

http://elorejiverde.com/el-don-de-la-palabra/707-el-enojo-de-las-aguas-primordiales#sthash.yx7QisTb.dpuf