“Nicolás Avellaneda, estadista”, por ALFONSO SANTIAGO


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“Nicolás Avellaneda, estadista”, por ALFONSO SANTIAGO Compartí

Por Alfonso Santiago

Profesor de la Diplomatura en Cultura Argentina

 

 

NICOLÁS AVELLANEDA, ESTADISTA

 

Entre las múltiples facetas que podemos destacar de la deslumbrante figura de Nicolás Avellaneda, en este capítulo de la obra colectiva nos vamos a detener en su consideración como uno de los mayores estadistas que han existido a lo largo de la historia de nuestro país.

Estadista es quien maneja con destreza la ciencia y el arte del gobierno de un Estado, comprende cabalmente su funcionamiento y realiza aportes significativos a su desarrollo y grandeza. Un estadista lleva al Estado en su cabeza y en su corazón, concibe su tarea de gobernante no sólo como una profesión, sino como una auténtica vocación a la que consagra todas sus mejores energías. Hay muchos gobernantes, presidentes, ministros y gobernadores, pero pocos de ellos merecen el calificativo de estadistas y entre ese selecto grupo podemos incluir a Nicolás Avellaneda.

Avellaneda fue el quinto presidente constitucional de nuestro país, luego de Urquiza, Derqui, Mitre y Sarmiento. Gobernó entre el 12 de octubre de 1874 y la misma fecha de 1880. La suya integra el grupo de lo que se ha dado en conocer como presidencias históricas. Le tocó ejercer la primera magistratura entre la revolución mitrista de 1874 y el alzamiento de Carlos Tejedor, gobernador de la Provincia de Buenos Aires, de 1880.

En medio de crisis políticas y económicas, durante su Presidencia se realizaron muy significativos aportes a la consolidación definitiva del Estado Argentino, que había comenzado su derrotero organizacional casi siete décadas atrás en 1810. Durante los años de su Presidencia se duplicó el territorio nacional por la campaña al Desierto de 1879, se estableció la Capital Federal en 1880, se aseguró de modo definitivo la supremacía de las autoridades federales frente a los gobiernos federales que intentaban desafiarlas, se intentó pacificar el país, se creó fuerza política que gobernaría la Argentina por más de tres décadas, se solucionó una gravísima crisis económica, se neutralizaron posibles conflictos con países vecinos, se atrajo la inmigración y se distribuyó la tierra para su explotación, se siguió extendiendo el ferrocarril como medio de integración y progreso económico, se concretaron las primeras exportaciones agrícola-ganadera aprovechando las nuevas tecnologías disponibles, como las cámaras frigoríficas en las barcos. Si a estos aportes obtenidos para el engrandecimiento de nuestro país durante sus años como Presidente, le sumamos los que realizó en materia educativa siendo Ministro del Presidente Sarmiento y el rol que como legislador le correspondió en la sanción de la primera ley de Universidades, que lleva precisamente su nombre, estamos en condiciones de confirmar y fundamentar el merecido reconocimiento como estadista que hemos formulado con respecto a nuestro biografiado.

Sus aportes fueron decisivos en todos y cada uno de los elementos fundamentales que conforman todo Estado: el gobierno, el territorio y la población. Y aquellos otros que son relevantes en su vida y desarrollo históricos: convivencia política, educación de su gente, crecimiento económico, relaciones amistosas con otros países, etc…

 

 

 


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