Argentina de ensueños

por Marcos Aguinis


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A menudo nos quejamos de la decadencia argentina y solemos fantasear sobre el mejor destino que nos hubiese deparado la ausencia de algunos hechos negativos como los golpes de Estado; o qué rasgos predominarían si se hubiesen consolidado leyes y costumbres que mantuvieran la tendencia al crecimiento material, cultural y moral. ¿Cómo hubiera sido nuestro país si aquellos graníticos pilares que se llamaban “la cultura del trabajo”, “la cultura del esfuerzo” y “la cultura de la decencia” no se hubiesen degradado a la mendicidad, el facilismo y la anomia que hoy nos corroen?

Hay un libro que nos permite navegar sobre las posibilidades que no fueron, pero dejan una enseñanza poderosa que debemos atender. No se trata de ficción, sino de análisis y perspectivas fundadas en hechos. Lo ha escrito Rosendo Fraga que, con esta obra, consolida su prestigio de sólido historiador, además de su solvencia como analista político. Integra el nuevo género de la historia contrafáctica, que empezó en Gran Bretaña en 1931 y es ahora cultivada en varios países. Faltaba la Argentina. No se trata de conjeturas antojadizas, sino de recordar los hechos tal como fueron y detectar cómo, merced a un giro menor, habrían podido seguir un curso diferente del que registra la historia. Es un ejercicio mental fruitivo, un homenaje al azar que -lo insinuó Borges- suele equivaler a la categoría que llamamos destino.

El título de la obra que ha escrito Rosendo Fraga es ¿Qué hubiera pasado si…? Traduce el What if…?, serie que apareció en Londres y Nueva York en 1931, y luego fue objeto de numerosos trabajos publicados en sucesivos volúmenes, todos ellos a cargo de personalidades reconocidas. Con firme erudición, despliegue imaginativo y un lenguaje fluido, autores tan diversos como Emil Ludwig, Winston Churchill, G. K. Chesterton, Philip Guedalla, André Maurois, Hilaire Belloc, Milton Waldman, Caleb Carr, David McCullough y muchos otros permiten apreciar el panorama de un mundo distinto del que conocemos. Y que casi, casi, pudo ser el nuestro.

No se trata entonces de ficción, tampoco de ficción ucrónica ni utópica. Es historia, porque se respalda sobre datos marmóreos. Pero incorpora a esos datos el aleteo de una mariposa que genera la tenue modificación atmosférica cuya resonancia a lo lejos puede llegar a tener la potencia de un huracán. Ese aleteo puede ser algo tan nimio como la firma de un decreto, la muerte de un general en el caos de una batalla, o la decisión de cometer una desobediencia al poder de turno. Los argentinos podemos preguntarnos ahora qué hubiese sido de nuestro atormentado país si en su breve período el presidente Duhalde, por ejemplo, no hubiera elegido a Néstor Kirchner como sucesor, regalándole los propios votos.

En la historia del mundo han ocurrido hechos que la dibujaron tal como la conocemos. Stefan Zweig, en su maravillosa serie titulada Momentos estelares de la humanidad, describe chispazos que tuvieron consecuencias enormes. Pero esos chispazos pudieron no ocurrir y entonces se habrían desbrozado otros caminos.

Aunque el libro de Fraga está dedicado a la Argentina, brinda algunas páginas para sintetizar reflexiones  que conciernen al universo entero. Por ejemplo el gran historiador William McNaill, en su obra Gente y Plagas, describe cómo una epidemia mortífera salvó a la bíblica Jerusalén  (año 701 a.C.) de ser destruida por los asirios, luego de un asedio que pretendía un exterminio implacable. De no haber estallado esa plaga, o de haberse demorado, o de haber sido menos virulenta, no sólo caducaban en ese año la identidad y la religión judías, sino que se tornaban imposibles sus dos gigantescas derivaciones que son el cristianismo y el islam. ¿Nos imaginamos un mundo sin esas vastas religiones?

Otro autor, Josiah Ober, desarrolla las consecuencias que se habrían originado si un camarada no salvaba a Alejandro Magno de una muerte segura en la batalla del Río Granicus en el año 334 a.C., frustrando de ese modo la expansión helénica por Asia y Africa, luego por el resto de Europa; quizás las maravillas de esa civilización habrían quedado sepultadas por milenios.

Otros estudios, siempre basados en hechos, reflexionan sobre las consecuencias de una victoria romana sobre los bárbaros de Europa central y el avance del imperio latino hasta el Báltico, provocando una unidad continental sin paralelo. ¿Qué hubiera pasado si Charles Martel no hubiese podido detener en la batalla de Tours a las victoriosas tropas musulmanas que en una centuria se habían expandido sobre tres continentes y anhelaban completar la conquista de toda Europa?

Así, de año en año o de siglo en siglo, se pueden conjeturar rutas lógicas que hubiesen conducido a otros finales, tanto de pequeñas regiones como de extensiones inconmensurables.

Además del placer que brinda navegar por esas posibilidades “de novela”, que no son novela, se puede adquirir una visión sorprendente sobre acontecimientos que, mirados a la distancia, parecen obvios. No son obvios y estuvieron a un tris de convertirse en otra cosa. Equivale a mirar con lupa y descubrir elementos que exaltan nuestra emoción, refuerzan nuestros conocimientos y nutren el motor imaginativo.

La obra de Rosendo Fraga sigue un orden cronológico que empieza en el Virreinato y se decide por un punto final (transitorio) ubicado en la guerra de las Malvinas. Cada uno de los quince capítulos tiene la insolencia de plantear una pregunta incómoda y jugarse por el despliegue de una respuesta satisfactoria sobre la base de una profusa y bien procesada documentación. No me resisto a reproducir esas cuestiones, porque son axiales para la comprensión de la historia nacional. ¿Qué habría pasado “si no se hubiese creado el Virreinato del Río de la Plata?”; “¿si las invasiones inglesas hubieran tenido éxito?”;  “¿si no se hubiese proclamado nuestra Independencia el 9 de julio de 1816?”;  “¿si San Martín hubiese obedecido al Directorio, que le ordenaba regresar a Buenos Aires desde Chile en vez de seguir hacia el Perú?”; “¿si al general Paz no le hubieran derribado el caballo?”; “¿si Rosas hubiese triunfado en Caseros?”; “¿si el Paraguay hubiera ganado la Guerra de la Triple Alianza?”; “¿si Roca no hubiese ocupado el sur del país?”

El libro se introduce en el siglo XX con otras cuestiones fogosas, de las que aún viven testigos presenciales.  ¿Qué habría pasado “si hubiera fracasado la Revolución del 30?”; “¿si no hubiese tenido lugar la Revolución de 1943 o esa Revolución hubiera tomado otro camino?”; “¿si en 1955 se hubiese precipitado una guerra civil?”; “¿si hubiera fracasado el golpe contra Frondizi?”; “¿si no hubiese habido un golpe contra Illia?”; “¿si no hubiera habido golpe en 1976?”, “¿si se hubiese recuperado la soberanía en las islas Malvinas?”

En el fluir de esta obra repasamos nuestro pasado con un estímulo diferente. No se trata del gastado y reaccionario revisionismo, ni de la llamada historia oficial, ni de las sombras que impone la  alienación ideológica.

Ahora que las reivindicaciones indigenistas cargadas de demagogia quieren expulsar a Roca del panteón nacional, vale la pena recordar que él incorporó a la soberanía argentina los territorios que le pertenecen en la actualidad. Rosendo Fraga narra qué hubiese pasado si Roca no hubiera asumido la presidencia de la Nación en 1880. En su lugar habría estado Adolfo Alsina, que desechaba los planes de extender la ocupación de la Patagonia con el argumento de que sería un gasto improductivo, que la tierra no era cultivable y las condiciones de vida parecían una tortura.

Pero todo eso no ocurre, felizmente, porque el prestigioso ministro de Guerra que fue Alsina había muerto en diciembre de 1877. Esa muerte no prevista facilitó que Roca ascendiera a ministro y luego a presidente. Sin Roca no hubiera tenido lugar la campaña del sur, la colonización del norte, ni se hubiera sancionado la progresista ley 1420 que impulsó la educación argentina hacia sus niveles más altos.

¿Qué hubiera pasado si…? Historia argentina contrafáctica es un ejercicio admirable que debería ser recomendado en colegios y universidades, para incrementar la conciencia de errores y aciertos que no deben olvidarse.